OPINIÓN
Un modelo fallido (I)
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Valdemorillo tiene carteles. Lo de todos los años. Antes de construirse la plaza, y después la cubierta, a políticos y al actual empresario, que está enchufado por San Román, se les llenaba la boca diciendo que cuando hubiera plaza vendrían figuras y toreros de otro nivel. Mentiras. Se viene contratando a toreros idénticos a cuando estaba la portátil. Pero antes, con una semana de toros y 60.000 euros aproximadamente. Que se lo pregunten al pobre Ojeda, a Aguirre o a Maximino. Podían opinar. Todo cambió al aterrizar San Román y el mago de Entero.
Y aunque no vinieran figuras, ¿no podrían anunciarse toreros como el reverdecido Juan Mora, Morenito de Aranda, Curro Díaz, Rafaelillo o El Fundi? ¿No pueden verse hierros toristas como Cebada, Palha, Adolfo Martín o Flor de Jara? Ya, la pela es la pela, ¿verdad?
Posiblemente a Tomás Entero, y su compañero de viaje, el señor San Román, les parecerá poco los 150.000 euros que abona el Ayuntamiento, a lo que habrá que sumar los altos ingresos por taquilla, la venta de la carne o la cantidad que llegue si se televisa algún festejo.
Desde luego que para ellos no hay crisis y más imaginando a cómo han podido pagar las reses que han adquirido.
Sabiendo que a Valdemorillo va gente hambrienta de toros, el negocio es un filón más rentable que un puñado de plazas de provincia. Pero no hay que mirar sólo hacia la empresa, porque el Ayuntamiento tiene mucha culpa de lo que ocurre. Hay numerosos incumplimientos. En el convenio suscrito se menciona una subvención municipal máxima de 75.000 euros (IVA incluido). ¿Por qué cuando llega Entero se infla y se tolera hasta los 150.000 euros en este 2011 y hace un par de temporadas esta cantidad incluso era aún mayor?
En este contexto, también se menciona que la empresa propietaria del inmueble se compromete a dar cuatro corridas de toros y una novillada picada, y esto no se cumple. De todo esto, la afición, una vez más, es la gran perjudicada. Continuará...