El Ejecutivo de Collado Villalba maquilla los presupuestos sin poner remedio al enorme agujero en las arcas municipales
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El Equipo de Gobierno de Collado Villalba terminó el año aprobando los presupuestos para 2011, que sacó adelante con las críticas de la oposición y también con un informe del interventor municipal que no dejaba en muy buen lugar la gestión de José Pablo González, indicando que no se están siguiendo las directrices que marca la Ley de Haciendas Locales, de modo que habría que realizar un nuevo Plan de Saneamiento.
A todo esto hay que añadir la precaria situación económica del Ayuntamiento, ya que es uno de los 10 municipios de la Comunidad de Madrid que no podrá endeudarse este ejercicio. Así las cosas, cabría esperar que el Ejecutivo pusiese los medios para hacer frente a este agónico panorama, pero lejos de esto insiste en sus errores habituales, con una escandalosa ausencia de rigor que cabe situar en el mismo contexto que la falta de pagos de las subvenciones a las asociaciones o las múltiples deudas que acumula el Gobierno socialista, desde la empresa encargada de la recogida de basuras a los numerosos pequeños proveedores que continúan ahogados a costa de los despropósitos del Consistorio villalbino.
Estamos de nuevo ante unas cifras maquilladas de forma burda, con el único objetivo de perpetuar la trampa contable y con el agravante de reducir partidas especialmente significativas (como las de Juventud o las becas de guardería) mientras se conceden 140.000 euros para apuntalar, y más a las puertas de los comicios, el aparato de publicidad y propaganda para mayor gloria del alcalde, que también llevó a este pleno la convocatoria de un nuevo concurso para la adjudicación del derecho de superficie de los terrenos del Caño de la Fragua, donde el Ejecutivo pretende levantar una gran superficie comercial, si bien aseguró en esta misma sesión que la decisión final deberá ser adoptada por la Corporación que salga de las elecciones del próximo 22 de mayo, que se encontrará, de forma inevitable, con la herencia de una pésima gestión y un enorme agujero en las arcas municipales.