Un pleno en tres actos

En cuanto al pleno, qué decir. El alcalde ha intentado, desde la publicación de las fotos, adoptar una postura de absoluta inocencia, como de persona privada al que sacan unas fotos íntimas con unos amigos y, para tratar de evadirse, habla de una conspiración que me imagino no se cree ni él mismo. Recuerden el escándalo que se produjo el año pasado cuando aparecieron las fotos de una montería en la que habían coincidido el juez Garzón con el por entonces ministro de Justicia, Fernández Bermejo, y el responsable de la Policía Judicial, que le costaron a Bermejo la dimisión días después. Nadie le pidió la dimisión por cazar, sino porque se podía dar una imagen de colusión entre los intereses del Gobierno y el Poder Judicial, algo que atenta contra la base misma del Estado de Derecho moderno, es decir, la separación de poderes. Por eso son tan importantes las formas en política, porque una persona es elegida para dirigir y gestionar los bienes de la ciudadanía con la asunción del “bien común” como fin. Y ese bien común parece innegablemente cuestionado si el alcalde, que es quien decide políticamente, aparece disfrutando de unas vacaciones junto a unos empresarios que bien podríamos denominar como los proveedores de obra pública más importante de esta localidad, al ser los beneficiarios de un porcentaje abrumador del total de las obras convocadas por el Ayuntamiento. Por este motivo son relevantes las fotos y por ese motivo es ridícula la excusa buscada por el señor González argumentando que son simples amigos. Todo lo demás no dejan de ser maniobras de distracción con las que se pretende desviar la atención de lo verdaderamente importante, que es la moral dúctil que tienen algunos servidores públicos.