El esperpéntico victimismo del alcalde de Collado Villalba: una nueva muestra de su gestión ególatra

En concreto, aparecía en Punta Cana con el actual responsable de Hacienda (entonces estaba al frente del área de Urbanismo), José Antonio Gómez Sierra. Suponemos que para el regidor se trata de una nueva “coincidencia”, dentro de un rosario de casualidades en el que abundan las relaciones con los empresarios. Si las fotos publicadas por ABC suponen un auténtico bochorno, las declaraciones realizadas por el propio José Pablo González a su periódico de cabecera (el mismo cuyo editor es uno de los promotores presentes en la ya famosa cena del Hotel Grau Roig) constituyen un paso más dentro de esta escalada de inmoralidad. ‘Los ataques a mi persona son ataques a Collado Villalba’, vino a decir el alcalde, en un ataque de egolatría más propio de un absolutismo desmedido que parece de otra época. Sólo le faltó decir que Collado Villalba acaba y empieza en él, que a fin de cuentas es en lo que se ha traducido su gestión en los últimos años. Defendió, por supuesto, el centro comercial en el Caño de la Fragua, pasando por encima (no podía ser de otra manera) de las muchas sombras que rodean esta operación que aún sigue empeñado en poner en marcha como epílogo a su nefasta gestión al frente del Ayuntamiento.

Definitivamente fuera de la realidad, ha emprendido una huida hacia delante caracterizada primero por las esperpénticas justificaciones y a renglón seguido por un sospechoso silencio oficial. Mientras tanto, crecen las voces, entre ellas las de la propia presidenta regional, Esperanza Aguirre, que hablan de este tema como del Wikileaks de Collado Villalba, situando la oposición de José Pablo González a Tomás Gómez como origen de las filtraciones. Lo importante, en todo caso, es el mensaje, y éste es el de un regidor a la deriva, víctima de sus propios excesos.