• La curiosa historia de una sartén
JUAN J. DURÁN -Collado Villalba
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Algún ingenioso vecino escribió hace unos meses una carta titulada “Historia de una chancla”, en la que realizaba una irónica y brillante crítica sobre la suciedad de Collado Villalba, reflejada en una “chancla” abandonada en cierta calle.
No he podido por menos que acordarme de aquellas palabras cuando he vivido mi propia historia con una sartén. Una sartén cualquiera, de marca, eso sí, que permanece abandonada a su suerte en una de las vías principales de nuestra ciudad, que un día sirve de albergue para unas cuantas hormigas y cucarachas, otra es aprovechada por unos chavales para aporrear el mobiliario urbano, un tercero la recogen un grupo de personas -estas con más arte- y la emplean como improvisado instrumento musical en sus cánticos tribales... En algún momento incluso ha proporcionado el buen servicio para el que fue fabricada a un pobre indigente que no disponía de otros enseres. En fin, que la dichosa sartén es ya una más del barrio, pues son varias las semanas que lleva acompañándonos. Ha cambiado el emplazamiento, pero siempre en la misma calle; es lo suyo, ya que imagino que se habrá empadronado.
Mientras tanto, el señor alcalde pasa, un día sí y otro también, en su flamante coche nuevo a escasos metros de esta nueva vecina sin dignarse a saludarla.
Ya lo dijo el amigo de la “chancla”, cuyo nombre por desgracia no recuerdo: ¡Villalba está muy, pero que muy sucia!