Y digo esto, porque en este país ya somos muchos, entre ellos el propio Gómez, los que estamos de acuerdo con que se limite a un plazo máximo de ocho años los mandatos de nuestros políticos, incluido el propio presidente del Gobierno, los de las comunidades autónomas y como no, también los de los alcaldes, una reflexión que tendrían que reconsiderar muy seriamente nuestros políticos para que las instituciones de este país fueran mejor y no se convirtieran en coto privado de muchas de esas figuras populistas que le tienen tomado el pulso a su electorado y que a poco que hagan antes de la cita con las urnas, saben que tienen asegurada durante otra legislatura la poltrona del poder. Obviamente en esto como en casi todo, también hay excepciones
De todas formas, tengo la sensación de que las heridas generadas por las primarias siguen abiertas por mucho que vencedores y vencidos hayan llamado a la unidad del socialismo madrileño. La victoria de Tomás Gómez, el pasado 3 de octubre, le empieza a pasar factura, sobre todo en las altas esferas de su partido, donde no se le perdonan que le dijera no a Zapatero, abriendo con ello una brecha que algunos varones del PSOE han aprovechado para empezar a plantearse el post-zapaterismo. Por eso no me sorprende que El País haya denunciado las presuntas presiones de Gómez a Castro, desvelando la comida que mantuvo el secretario general madrileño con cuatro ediles socialistas de Getafe, una comida, al parecer, de agradecimiento hacia quienes promovieron una plataforma de apoyo, algo que pareció disgustar al regidor getafense. Y para que a este pastel no le falte ningún aditivo, el periódico progubernamental se hizo eco de la cena de apoyo a Pedro Castro celebrada horas más tarde en un restaurante madrileño y a la que asistieron, entre otros, el alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles, y el de Collado Villalba, José Pablo González, ambos posiblemente preocupados de poder estar en la presunta lista ‘negra’ de Gómez dado que también superan la barrera de los ocho años al frente de sus respectivas alcaldías. Y es que cuando uno no tiene muy tranquila su conciencia política, es lógico que piense lo peor.
Deprimentes instalaciones de la Policía Local villalbina
El Colectivo Profesional de Policía (CPPM) acaba de denunciar en su revista el lamentable estado en el que se encuentran las dependencias de la Policía Local de Collado Villalba, dándoles el calificativo de ‘cuadras’, en las que conviven como pueden 106 agentes. Al margen de humedades, malos olores y un grave hacinamiento, denuncian la presencia de ratas y cucarachas en el interior de unas instalaciones cuyos vestuarios carecen de ventilación y luz natural y junto a los que se almacenan las motocicletas intervenidas, perros, gatos, iguanas, culebras y pájaros hasta que son recogidos por los servicios correspondientes, con los excrementos, pulgas y garrapatas a su libre albedrío. Los baños y duchas son literalmente indescriptibles, los urinarios de pie al proceder de un colegio infantil son de tamaño guardería. Y esta situación los agentes la han querido poner en conocimiento de los ciudadanos, solicitando autorización para organizar unas “jornadas de puertas abiertas”, sin haber recibido respuesta alguna. Mientras tanto el edificio destinado a las nuevas instalaciones policiales lleva año y medio parado debido a que la empresa adjudicataria de la obra suspendió pagos y ahora el Ayuntamiento espera a que la Comunidad termine las mismas a través del Plan Prisma. Les aseguro que esto no es un relato de ciencia ficción sino la pura realidad sobre unas dependencias verdaderamente tercermundistas.
Colmenarejo, pendiente de un dictamen urbanístico de la CAM
Ayer estaba previsto que la Comisión de Urbanismo de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid estudiara el asunto relativo a la desprotección de la Colonia Santiago, que realizó el Ayuntamiento de Colmenarejo a través de una modificación puntual de las Normas Subsidiarias para recalificar una parcela de uso residencial en terciario comercial que, al parecer, será destinada a la implantación de una mediana superficie de alimentación. La forma de proceder en este asunto por parte del Ejecutivo local y el importante incremento de la edificabilidad lucrativa que pasó de 0,35 a 0,95 metro cuadrado/metro cuadrado, ha levantado bastante polémica y ha generado muchas alegaciones por parte de vecinos y de colectivos ecologistas, de ahí la expectación existente por conocer el dictamen de la Comunidad.