Los toros irán a Cultura
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La noticia más relevante de las últimas semanas es el traspaso de la Fiesta, que pasa del Ministerio del Interior al de Cultura. Aunque todavía hay que concretar algunos detalles, es casi un hecho tras la reunión mantenida la pasada semana por los diestros El Juli, Ponce, Cayetano, Perera, Talavante, El Cid y Manzanares con el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha sabido apaciguar los crispados ánimos del sector taurino, y más después de que el PSOE rechazara la moción del PP para declarar los toros como Bien de Interés Cultural. Este cambio a Cultura es un importante paso, pero no la panacea. En dicha reunión, faltaron más toreros, más representantes. En el toreo no sólo son las figuras. Serafín Marín luchó mucho por defender la Fiesta en Cataluña y ahora nadie se ha acordado de él.
El ministro Rubalcaba, tipo inteligente, ha sabido hilar muy fino en dar algo que los estamentos de la Fiesta venían reivindicando. Al final, lo que preocupa a los políticos es la pérdida de votos, y tal como se estaba poniendo el patio, el PSOE podía sufrir un palo en las urnas de una parte del mundo taurino por su nulo apoyo. Otra cosa es que este interés sea real.
Pero gracias a la decisión del ministro, quienes de momento están de los nervios son los anti.
En cualquier caso, el panorama no se esclarece del todo, porque las competencias están traspasadas a las autonomías, lo que hace que el futuro de la Fiesta quede en sus manos.
El único cambio sustancial será la categoría profesional de los toreros, que pasan a ser considerados como artistas. La Fiesta depende de varios ministerios y en Interior quedan pocas cosas, como el análisis de astas, que seguirá dependiendo de este Ministerio. Rubalcaba les ha puesto a los toreros el caramelito deseado, pero hay que exigir otras muchas cosas al Gobierno: que nos respeten, que TVE vuelva a dar los toros y que se promociones la Fiesta. También preocuparse por la integridad del espectáculo.
Pero que los toreros sean artistas, es un derecho legítimo y real. Crean arte y son capaces de transmitir emociones al aficionado con lo que ellos expresan frente al toro. Artistas que crean, que sienten, y que fluye.