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Mihaí Suba Gran maestro de ajedrez y ganador del Open Internacional de Villalba 2006

“Fischer fue el último campeón; después ganaron las empresas”

Se quedó a medio punto de ser candidato al trono mundial de Karpov en 1982. Años después abandonó la Rumanía post-Ceaucescu para convertirse en el gran animador de los torneos españoles de ajedrez

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Suba, en primer plano, durante el Open 2003; a su lado, el campeón búlgaro Ivan Cheparinov (Foto: ARCHIVO)
Suba, en primer plano, durante el Open 2003; a su lado, el campeón búlgaro Ivan Cheparinov (Foto: ARCHIVO)
A punto de cumplir sesenta años, el ajedrez de Mihaí Suba -Bucarest, 1947- sigue rebatiendo a quienes se empeñan en jubilarlo antes de tiempo. Acaba de ganar con gran autoridad su tercer Open Internacional de Collado Villalba con un juego brillante, y está “contento porque nunca tuve una posición inferior y eso te da mucha confianza porque ves que estás en forma”. Por eso, suele asegurar que “es muy importante estar contento con uno mismo mismo”, al tiempo que atribuye los altibajos a la mayoría de edad del jugador:
“Sí, antes, de joven, tenía menos descuidos, pero aún hay algún torneo en el que juego como en los buenos tiempos”, concede. Y los buenos tiempos tuvieron su punto álgido en 1982, cuando fue tercero en el Interzonal de Las Palmas, por delante de jugadores como el ex campeón mundial Tigran Petrosian, Jan Timman o Karlsson. Sólo se vio superado por el húngaro Zoltan Ribli y por el también ex campeón Vassily Smyslov. Aquella competición daba acceso al Torneo de Candidatos, a la posibilidad de disputar a Anatoly Karpov el título mundial. “Siempre se habían clasificado tres para el Torneo de Candidatos. Yo fui tercero, a medio punto de Smyslov, pero aquel año sólo se clasificaron dos. Mala suerte”. Aquello pudo cambiar la vida de este licenciado en Matemáticas, Gran Maestro desde 1978, políglota y residente en Alfaz del Pi, Alicante.
¿Disfruta aún con el ajedrez, o sólo es un medio de ganarse la vida?
Las dos cosas. Conservo la ilusión de analizar partidas, de ver posiciones.
¿A qué edad empezó a jugar?
Un poco tarde creo yo para haber sido un gran jugador. Más o menos, pasados los 18 años empecé a ir a un club de estudiantes, pero hasta los 20 años no tuve categoría ninguna. A esa edad conseguí la Segunda, que era la mínima de entonces. Antes, me preocupaba el teatro, el bridge...
¿Aún le da vueltas a lo que pudo ser y no fue en aquel Interzonal?
Después del torneo me nombraron reserva de Candidato, junto a Boris Spassky y Mijaíl Tal, dos ex campeones del Mundo. Así que te queda un orgullo. Me quedé en buena compañía.
¿Cómo explica el declive posterior?
Ha habido jugadores que, incluso, dejaron de jugar tras un torneo de ese tipo. Una competición de ese nivel, cerca del tope, desgasta mucho. Es un examen para los nervios que te deja hecho polvo. Muchos jugadores prefieren evitarlo.
¿Qué marca la diferencia entre un jugador de entre 2.500 ó 2.600 puntos ELO y otro de la élite mundial, con más de 2.700?
Cuanto más subes, la diferencia es más pequeña. Es igual que correr los 100 metros. Cuando eres más rápido, más difícil es mejorar una décima de segundo. Pero si supiera qué marca la diferencia sería campeón del Mundo.
¿Es imprescindible la buena preparación física para el ajedrez de alto nivel?
Tener una buena disciplina de trabajo es fundamental, porque al final lo que marca la diferencia no es la fuerza de ajedrez, sino un plus de vitalidad y condición física. Por ejemplo, Fisher hacía mucho deporte, aunque también eso depende de la constitución de cada uno.
¿Y Suba hacía Deporte?
Sí. De joven hacía remo y tenis, pero ahora no puedo jugar. No veo bien. Y con estas gafas...
¿Cuánto lleva fuera de Rumanía?
Unos 18 años.

¿Huyó del régimen de Ceaucescu?
Sí. Tuve algunos problemas. Se había cambiado de secretario de la Federación, de entrenador federado... La situación era cada vez más fea, y entonces la gente, también.
...¿El ajedrez daba dinero en Rumanía?
No, pero tú podías viajar y el valor del dólar en Rumanía era mucho más alto que en España. Pero el problema no era ése. Todo iba de mal en peor. No me dejaron venir a España a jugar el primer abierto mundial de semirrápidas que se hizo aquí porque me sacaron la historia de que yo había contactado en Canadá con los enemigos del pueblo, cuando con quien hablé fue con una chica compañera mía del club. Tonterías. Era un chantaje. Alguien me había cantado. Entonces ellos no te hacían mal directamente, sino que a base de estas cosas te obligaban a corresponder en todo lo que querían. Cuando dije que no, me propusieron para una suspensión indefinida, de no poder volver a jugar. Han sido cosas duras. Pero luego, no me lo aplicaron directamente porque era número 1 y todavía de alguna forma me necesitaban, porque tenían que justificar resultados en los informes de las Olimpiadas. A la primera oportunidad, dije adiós y ya no se me pasa por la cabeza volver. Mientras tanto he conseguido traer a mi familia y todos están bien. Mis hijos se han adaptado incluso mejor que yo.
¿Necesita económicamente seguir jugando?
Sí. Lo malo es que cada vez hay que jugar más y la calidad no puede mantenerse.Hace once años gané en Villalba y cobré 200.000 pesetas y el premio que me llevo este año es de 1.200 euros, lo mismo, cuando el coste de la vida es tres veces más. Así que me queda poco tiempo para escribir y hacer mis filosofías. Incluso ganando un torneo, apenas te mantienes un mes.

Exhibe una gran destreza en los finales. ¿Es innato, o se prepara?
Llevo ya 40 años de preparación (se ríe). Antes se aprendía más de finales porque la partida se aplazaba a las cuarenta jugadas y luego se terminaba otro día. Mientras, podías estudiar. Ahí se cogía una gran experiencia. Conozco finales que no conoce la mayoría porque eso no sucede ahora.

Bobby Fischer sostiene que habría que sortear el orden de las piezas para evitar preparaciones previas. ¿Está de acuerdo?
Soy un admirador de Fischer, pero no todas las cosas que dice son para grabar. Pienso que eso es una máxima tontería.
¿Fischer fue mejor que Kasparov?
Mejor, no sé, pero Fischer fue el último campeón individual. A partir de Karpov, Kasparov, ya se puede hablar de empresa campeona del Mundo. A Fischer lo ayudaba algún analista en un torneo concreto, pero no un equipo permanente. El gobierno soviético financiaba equipos de veinte analistas, que trabajaban día y noche y le presentaban a él los informes, como si fuera una fábrica. Kasparov podría ser el director, el que da las entrevistas, pero igual detrás de ésta o aquélla victoria estaba la mano de, por ejemplo, Azmaiparashvili.
¿Y Fischer, también fue mejor que Capablanca y Alekhine?
Sí, ha sido el más completo, el mejor de todos los tiempos.
¿Qué le parece que sea Topalov el relevo de Kasparov?
No sé qué decir. Hay mucho ruido alrededor. Yo a él lo veo buen chaval y me gusta su juego.

Se ha dicho que el ajedrez es ciencia, deporte y...
... Y arte. La música y la poesía también tienen ciencia. Tiene el aspecto de una cosa académica, porque hay que estudiar antes de exponer. Es Deporte porque estás limitado por el tiempo y tienes un contrincante de carne y hueso. Y es arte porque ciertas cosas te hacen feliz, te alegran la vista, igual que cualquier obra de arte.
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