Madrid y el resto de plazas
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La gente que no es avezada en materia taurina y sabe que algo del tema controlas, te para y te pregunta. Oye, ¿qué tal va la feria de San Isidro? Muy mal, ¿no? ¿Qué pasa con los toros que en Madrid no embisten? Que los toreros no pegan un pase o ¿qué pasa con el público, es que protesta mucho? La cuestión es larga, pero sí quiero apuntar algunas cosas.
En la mayoría de las plazas, el espectáculo taurino se ha adulterado y vale todo. Vale el medio toro, sirve el destorear, da lo mismo torear con pureza que pegar mantanzos a mansalva. El público va a la fiesta, a pasárselo bien, mientras que en Madrid va a emocionarse. La mayoría de los toros que dicen que “sirven”, en Las Ventas no valen. Todo pasa por el toro.
Madrid quiere un toro serio, fuerte, a veces fuera de tipo, pero tiene que ser así. El toro tiene que moverse, tener casta, y sobre todo emocionar al que está en el tendido. No tragan con la burra, la babosa, ni el toro ese que dicen de calidad que va y viene.
Luego el torero tiene que entregarse y arrimarse; volvemos a lo de antes: emocionar. Bien porque sea un virtuoso del arte de torear o porque tenga valor y luche como un jabato.
En Madrid no valen las medias tintas. Los festejos de muchas plazas de provincias y pueblos están descafeinados. Por eso en Madrid cuesta mucho ver un festejo entretenido. Es todo muy de verdad, y lo que desde un principio no levanta clamor ya es difícil que despegue.
También es cierto que va mucho público de aluvión que no sabe de qué va esto. Luego hay aficionados que acuden a diario cargados de tópicos y manías, y eso tampoco es. Madrid es distinto a todo lo demás.