CULTURA UNA SALA DE ESTE CENTRO PASA A LLEVAR EL NOMBRE DEl ARTISTA, QUE MURIÓ EN LA LOCALIDAD HACE TRES AÑOS
Galapagar rinde homenaje a Pablo Palazuelo con una exposición retrospectiva La Pocilla
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Esperanza Aguirre, Daniel Pérez y José Rodríguez Spiteri, el martes en La Pocilla |
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Desde esta semana, la sala de exposiciones del centro cultural La Pocilla lleva el nombre de Pablo Palazuelo, pintor, grabador y escultor que residió en Galapagar hasta su muerte en 2007 y que un año después fue nombrado, a título póstumo, hijo adoptivo de la localidad.
De este modo, el Ayuntamiento ha querido rendir homenaje a este artista, considerado uno de las grandes nombres de la abstracción geométrica en España. Además, se ha inaugurado una exposición que se puede visitar hasta el día 23 de este mes y en la que se hace un exhaustivo repaso a su obra gráfica. El acto contó con la presencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre que, además de la viceconsejera de Cultura, Concha Guerra; la directora general de Archivos, Museos y Bibliotecas, Isabel Rosell; y del y presidente de la Fundación Pablo Palazuelo y sobrino del artista, José Rodríguez-Spiteri.
Arte y orgullo
“El arte taurino de José Tomás, el arte literario de Jacinto Benavente o Arturo Pérez Reverte y, por supuesto, el arte pictórico y escultórico de Pablo Palazuelo. Nadie puede negar que este municipio es cuna del arte y son grandes figuras como Palazuelo las que nos permiten llenarnos de orgullo al hablar de nuestra localidad”, señaló el alcalde, Daniel Pérez. “Espero que actos como el que hoy celebramos sirvan para rendir merecido homenaje a este artista, agradecerle su impulso al arte y la cultura y ayudar así a que generaciones venideras puedan conocer y admirar sus obras, así como su ejemplarizante trayectoria como persona trabajadora, entregada y dedicada hasta los últimos días de su vida a la creación artística”, añadió el regidor, agradeciendo finalmente la donación que la Fundación Pablo Palazuelo ha realizado de tres cuadros del artista. Las litografías Barcelona y Sing, que datan de 1977, y el aguafuerte Bloom, de 1990, pasan a ser propiedad municipal gracias a la generosidad de la familia.
La Peraleda, epicentro de su producción
Tras ser incluido en la Joven escuela de Madrid, Pablo Palazuelo logra en 1948 una beca del Gobierno francés para continuar su formación en París, epicentro artístico europeo. Durante esta estancia, no sólo recibe múltiples influencias, llegando a forjar amistad con artistas como Eduardo Chillida, sino que también encuentra nuevas fuentes literarias que forman la sólida carga intelectual que sustenta su obra. Tras su regreso a Madrid, en los primeros años 70 adquiere la propiedad de un castillo medieval situado en la población cacereña de Monroy que restaura con su hermano Juan. Fija en este baluarte su residencia durante un corto pero productivo periodo de tiempo. También en colaboración con su hermano, transforma la finca familiar de Galapagar para albergar su nuevo estudio de pintura. Conocida como La Peraleda, esta residencia cobra progresivo protagonismo, al convertirse en el centro de producción de su obra gráfica.
A partir de la segunda mitad de los años setenta, Palazuelo compagina su labor como pintor con el despliegue de su obra en una tercera dimensión. Asociado al taller de escultura de Pere Casanovas, desarrolla una importante creación escultórica heredera de sus cuadros. Lector y trabajador infatigable, continuó trabajando durante las últimas décadas de su vida en su casa de Galapagar, donde dibujaba cada día hasta su fallecimiento en octubre de 2007.