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PUNTO DE VISTA

La clase política sigue a la baja

POR: Jaime Rocha

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Algo que no había sucedido en 30 años de democracia es ahora un clamor popular creciente. Me refiero al desprestigio y franco desprecio de los españoles hacia sus políticos. Las cuentas oficiales, las que elabora y ‘cocina’ el Instituto Nacional de Estadística, son tozudas y reflejan en los primeros puestos de las preocupaciones de los españoles a su clase política.
No hay duda, un término hasta hace unos meses desconocido en las encuestas, se ha encaramado a la cumbre de lo que más nos preocupa. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿A que se debe esta súbita preocupación de los encuestados por sus políticos? Creo que hay varias causas, que podrían resumirse en dos: la escasa calidad humana y la deficiente preparación de nuestros gobernantes. Los casos de corrupción son, desgraciadamente, muy abundantes y tienen un origen muy variado, dándose con igual profusión tanto en el partido que gobierna como en la oposición, en el ámbito nacional, en partidos regionales, en grandes ciudades o en pequeños pueblos, da igual, está tan extendida que siempre nos quedará la duda, a cada caso nuevo que surge, de cuántos más aún permanecen escondidos.

Y es que hay una excesiva proporción de políticos que iniciaron su carrera política apenas terminada la enseñanza obligatoria, en el mejor de los casos, convirtiéndola en su medio de vida, buena vida, y si algún día se vieran obligados a abandonarla, no estarían preparados, ni profesional ni humanamente, para afrontar una nueva situación. No tienen más experiencia ni formación que la acción política.

Apresurémonos a dejar a salvo lo que viene siendo casi excepcional, políticos que proceden del mundo empresarial o profesional, con éxito mayor o menor que, con un sentido de la responsabilidad, abandonan esta situación para hacer una incursión en la política, que habitualmente no suele ser muy prolongada. Gracias a ellos este tinglado aún aguanta. Y es que resulta bastante difícil creer a unos políticos que llegan a los mítines en coches de elevadísimo precio, rodeados de escoltas y ayudantes, que mantienen a legiones de ‘asesores personales’, que crean ministerios y consejerías inútiles, cuando no perjudiciales para la salud y la vida de los ciudadanos, que pagan a más de 300.000 liberados sindicales, subvencionan una industria cinematográfica que solo ven ellos ( a lo mejor, ni ellos), se gastan el dinero en proyectos de ayuda a los homosexuales de Zimbawe y cosas así. Ni un solo intento de prescindir de ‘asesores’, coches, sueldos, liberados, ministerios o consejerías, vacaciones suntuosas, ni por el contrario promover ayudas eficaces y reales a los pequeños y medianos empresarios que cierran sus negocios por miles y crean más paro.

En lugar de eso, se aprueba una subida del IVA de dos puntos, lo que, vaticino, va a conseguir un importante crecimiento de la economía sumergida. “¿Lo quiere con factura o fin factura?”, será la frase más pronunciada a partir del próximo mes de julio. Así nos va.
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