ras la parafernalia del “pacto de Estado contra la crisis”, propuesto desde el Gobierno (y que, al final, no será tal: a la oposición le conviene esperar a que la crisis desangre al Ejecutivo hasta marzo de 2012... si no antes), unos y otros se han puesto de acuerdo “en algunas medidas”. El problema es que las propuestas, por bienintencionadas que sean, tienen truco.
Resulta que tras la cacareada “Ley de Economía Sostenible” y el cambio hacia “un nuevo modelo productivo”, la medida estrella que acuerda el establishment (PSOE, PP, CIU) es bajar el IVA para rehabilitar todo tipo de viviendas. Así que el cambio era... más ladrillo, aunque la ministra de Vivienda dijo que pasamos de un modelo basado en la “construcción” a otro de “edificación” (?). Pero el peligro puede venir con otra medida: los créditos directos del ICO, sin límite, asumiendo el cien por cien del riesgo. Como bancos y cajas no facilitan préstamos (bastante tendrán con frenar la morosidad, mientras devuelven el dinero prestado para impulsar la burbuja inmobiliaria), los funcionarios del ICO evalúan los riesgos (¿saben de eso?) y concederán el dinero de todos... a los proyectos denegados por las entidades financieras. O sea, los ciudadanos deberemos avalar aquello que no quieren hacer los que saben del negocio. Quizá la solución es más sencilla. Como apuntaba Juan Roig, la salida de la crisis sólo vendrá por mejoras de la productividad (hacer más cosas, mejor que los demás y empleando menos recursos). De lo contrario, ya nos podemos olvidar del nivel de vida de los últimos 15 años, porque tendremos más paro y salarios más bajos (los que trabajen). Convendría oir más a los que disienten del broteverdismo con el que se tima al personal.