ACONTECERES MÁS IMPORTANTES DE UNA DÉCADA DE GOBIERNO SOCIALISTA (1999-2009)
Segundo golpe de mano de José Pablo González: la destitución de la edil de Personal ‘Tati’ Valdegrama
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
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‘Tati’ Valdegrama, protagonista de la primera crisis del Ejecutivo (Foto: Archivo) |
José Pablo González Durán protagonizó la primera crisis de su Ejecutivo el día 15 de mayo de 2000, cuando no había cumplido siquiera el primer aniversario al frente de la Alcaldía del Ayuntamiento de Collado Villalba, al destituir a la concejala de Personal y Contratación, Tránsito Valdegrama. Los problemas surgidos en el seno del Equipo de Gobierno apuntaban desde el primer momento a una crisis interna dentro de la formación socialista villalbina, pues eran públicas y notorias las discrepancias que había entre la edil y el regidor por el hecho de que éste ostentase el cargo de regidor y, también, de secretario general del PSOE local. González dijo que su decisión se basaba en un asunto de “falta de confianza y deslealtad”, pero‘Tati’ Valdegrama denunció estas acusaciones, asegurando que era obvio que “existían discrepancias políticas a nivel de partido, puesto que yo no estaba de acuerdo y así lo expuse, con algunos planteamientos y actitudes de José Pablo González. Lo que me sorprende es que convirtiese esta divergencia surgida entre simples militantes de partido en un problema de ámbito institucional”
Después del primer golpe de efecto protagonizado por el alcalde, José Pablo González (PSOE), de suspender, por decreto, la licencia de obra del centro comercial ‘Planetocio’, una decisión que aunque en su momento produjo el efecto que él pretendía, que no era otro que dejar bien claro quién mandaba en este municipio, más tarde todo se quedaría en agua de borrajas, porque aunque este decreto obligó a los promotores a realizar algunos retoques en el proyecto original, la denuncia presentada por el Ejecutivo socialista ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) desde el primer momento se sabía que tendría muy pocas posibilidades de prosperar (así lo recogía El Faro del Nororeste el día 12 de febrero de 2010), “porque caso de que los tribunales hubiesen encontrado irregularidades en la concesión de la citada licencia, estas serían imputadas lógicamente al órgano municipal”. Es decir que el condenado sólo podría ser el propio Ayuntamiento.
Cinco meses más tarde, González protagonizó -aún no llevaba siquiera un año al frente de la Alcaldía- una fuerte crisis en el seno de su Equipo de Gobierno al destituir (15 de mayo de 2000) de forma fulminante a su teniente de alcalde y por entonces responsable de las áreas de Personal y Contratación, Tránsito Valdegrama , por un asunto de “falta de confianza y deslealtad”, según palabras del propio regidor, cuando ya eran públicas las desavenencias políticas existentes entre ambos y los rumores de que éstas podrían generar tarde o temprano una crisis interna dentro de la formación socialista villalbina. ‘Tati’ Valdegrama así lo reconoció al manifestar que “existían discrepancias políticas a nivel de partido, entre ellas -y así lo expuse- con algunos de los planteamientos y actitudes de José Pablo en la Agrupación, sobre todo al incumplirse los acuerdos que previamente habíamos tomado, entre ellos el que una misma persona ocupara el puesto de alcalde y secretario general de la Agrupación Socialista. Lo que me sorprende es que unas discrepancias de partido él las haya convertido en un asunto de ámbito institucional”.
Al ‘enemigo’ ni agua
José Pablo González sabía perfectamente que algunos de sus compañeros de partido y de gobierno municipal, a los que había utilizado hábilmente para ganar las primeras elecciones, podrían resultarle molestos a corto o medio plazo, sobre todo a la hora de desarrollar su actividad política al frente del Ayuntamiento. Prueba de ello es que de los 11 primeros que integraban la lista que ganó los comicios del 13 de junio de 1999, tres de de ellos causarían baja durante el transcurso de la legislatura (Tránsito Valdegrama, Ángel Delgado y Alberto Saínz del Burgo) y el cuarto, Fernando Ortega, quedaría inicialmente reelegado, pasando posteriormente a ocupar un cargo de confianza; la misma suerte correrían cuatro años más tarde Marisa Antón y Joanna Bielicka.
Sin embargo, González siempre intentó justificar estas purgas en base al interés general del municipio. Así, el 18 de mayo de 2000, declaraba a El Faro del Noroeste en relación a la destitución de Valdegrama que “por encima del partido está mi pueblo, y yo tengo que gobernar para todos, para los que me han votado y para los que no”. Es curioso lo que cambian los políticos con el paso del tiempo. El alcalde también dijo que con esta destitución lo único que pretendía era evitar que la crisis dentro de la Ejecutiva de la Agrupación Socialista pudiera afectar al trabajo institucional que el Equipo de Gobierno estaba realizando dentro del Ayuntamiento, añadiendo que “el proceso, ya previsto, se ha visto acelerado como consecuencia de la dimisión de ‘Tati’ Valdegrama del cargo de secretaria de Relaciones Institucionales que ostentaba dentro de la Comisión Ejecutiva, para evitar que los problemas políticos que pudiera haber dentro de la Agrupación se trasladasen al Ayuntamiento”. Después de indicar que el Consistorio está por encima de las diferencias políticas y que el Equipo de Gobierno debe ser homogéneo, finalizó su alegato con las siguientes palabras: “No es posible que cuando el patrón y el conjunto de remeros deciden remar en un sentido, alguien del equipo quiera hacerlo en el contrario”.
Valdegrama negó la exposición hecha por el regidor “porque he sido en todo momento muy leal a las ideas y al proyecto socialista por el que nos votó el pueblo”, añadiendo que ella cree en la necesidad de formar equipos humanos compactos y en respetar la libertad de opinión, porque si alguien cree que por donde vamos estamos equivocados, no es justo amordazarlo o expulsarlo. “Yo he sido coherente con lo que he venido defendiendo desde el primer momento, es decir en no duplicar los cargos, porque no se puede negar la participación a otros compañeros que tienen tiempo y capacidad para hacerlo bien”.
José Pablo González ya tenía por entonces muy claro su objetivo de controlar el partido y el Ejecutivo y también que aquel que se moviera no saldría en la foto. La evidencia está en que a día de hoy apenas un 40 por ciento de los militantes socialistas acuden a los actos convocados por la Agrupación local.