POCO PÚBLICO EN LA CORRIDA DE REJONES DEL PASADO DOMINGO
Diego Ventura, primer triunfador en la feria de invierno de Vistalegre
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El rejoneador Diego Ventura se proclamó el primer triunfador de la feria de invierno en el Palacio Vistalegre de Madrid, que arrancó el pasado domingo con una corrida de rejones. El caballero hispano-portugués se llevó tres orejas en el esportón y consiguió abrir la puerta grande del recinto carabanchelero merced a dos buenas actuaciones. Una de las noticias fue la poca asistencia de público. No más de un cuarto de aforo (alrededor de 4.000 espectadores) para asistir a un festejo que reunía atractivo. El elevado precio de las localidades va a hacer mella y el público va a esperar a los carteles con la presencia de los primeros espadas para adquirir una localidad.
El ganado de este festejo de rejones perteneció al hierro de San Pelayo. Fue un encierro excesivamente “afeitado”, ya que más que despuntados estaban casi mochos. El conjunto fue soso, con poquito gas; no ofreció problemas a las cabalgaduras, pero pecó de falta de transmisión.
Ventura estuvo a gran nivel con su primero, al que sólo le cortó una oreja. A lomos de Distinto alcanzó grandes momentos, así como con Orobroy que templó a dos pistas y de costado, consiguiendo momentos de mucho nivel. Mató de un certero rejonazo y le pidieron las dos orejas, pero sólo le dieron una. Sí se las cortó al quinto,aunque esta vez el segundo trofeo fue algo generoso. Lo mejor lo logró con Morante, ese caballo que lanza mordiscos al toro y que produce todo un espectáculo en el tendido.
Andy Cartagena cortó una oreja en su primero y dio una vuelta al ruedo. En su primero estuvo efectista y tiró de recursos como cabriolas y piruetas, así como de sus clásicos pares de banderillas al violín. El caballo Pericalvo volvió a estar muy bien en sus característicos balanceos. Obtuvo un trofeo. En el quinto se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo.
Antonio Domecq paseó la oreja del toro de San Pelayo que abrió plaza tras una labor sobria, elegante y campera, consiguiendo buenos pares de banderillas a lomos de Ruiseñor y de Zahareño.