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EL KIOSCO

Acontecimiento planetario

Por: T. FERNÁNDEZ

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Muchos ponen en duda que Rodríguez Zapatero sea capaz de asumir el segundo plano a que le relega la figura del presidente permanente del Consejo Europeo.
La entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1 de diciembre de 2009 y el nombramiento de un presidente del Consejo Europeo con carácter permanente han introducido una gran novedad en el ejercicio de las presidencias rotatorias de la UE. En esta situación, el menguado protagonismo del primer ministro del Estado miembro que ejerce esta segunda Presidencia -semestral y de carácter rotatorio- es una de las piezas políticamente más delicadas del actual sistema. Dicen los expertos que, aunque existen unas reglas mínimas sobre el papel a ejercer por las dos figuras afectadas, le corresponde precisamente al presidente Zapatero, que inaugura la cohabitación, ayudar a configurar junto a Hernan van Rompuy el ámbito respectivo de actuación y un marco de entendimiento que siente, además, el precedente para las presidencias posteriores.

Si se asume que las nuevas reglas de las que se dota la Unión -y que tanto trabajo ha costado adoptar- suponen una mejora trascendental en su funcionamiento, parecería lógico impulsar desde España la interpretación más generosa y ambiciosa posible sobre el protagonismo y relevancia del nuevo presidente permanente del Consejo de Europa.
¿Será capaz de ello Rodríguez Zapatero? Cuando parece que todo lo tiene montado de cara a una enorme operación de propaganda que restaure su quebrantado estado de salud en la dirección de los asuntos internos, ¿será capaz de asumir la muy fuerte disminución del papel político-institucional y de la visibilidad mediática que conllevan a partir de ahora las presidencias por turno? Además, el escenario para el presidente del Gobierno español parece aún más delicado por ser el primero que habrá de convivir con las nuevas reglas. No hay que olvidar que hace unos meses, cuando aún no estaba asegurada la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y, por tanto, seguía siendo plausible que Rodríguez Zapatero ejerciese como presidente del Consejo Europeo, la ínclita Leire Pajín anunció urbi et orbi el “acontecimiento histórico que se habría de producir en nuestro planeta con la coincidencia de dos presidencias progresistas a ambos labos del Atlántico: la de Obama en Estado Unidos y la de Zapatero en la Unión Europea”- ¿Habrá algo o alguien capaz de bajarlos del burro?
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