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OPINIÓN

Dos tontos muy tontos

Por: Víctor M. Martínez

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
No hay nada como dejar pasar el tiempo para comprobar la calidad, honestidad y credibilidad de nuestros gobernantes. En abril de 2006 ya di mi opinión acerca del túnel-parking de Honorio Lozano: una obra innecesaria, cara y carente de utilidad social. También decía que debido a lo que nos costará el túnel y que pagaremos durante 40 años, a la venta sistemática de parcelas municipales y al progresivo endeudamiento del Ayuntamiento de Collado Villalba, supongo que algún día les tendré que contar a mis hijos aquello de Groucho Marx: “Hemos salido de la nada para llegar a las más altas cotas de la miseria”. Ahora, tres años después podemos afirmar que el túnel-parking es un error más grave, por la sencilla razón de que se empeñó en hacer una obra que costó 40 millones de euros para crear 800 plazas de aparcamiento, de las cuales no suelen ocuparse más de 50. Eso es lo que les pasa a los políticos que cruzan la delgada línea que separa la egolatría de la megalomanía.

Ni soy vidente ni tengo afán de ponerme medallas, pero era evidente que el rumbo político y la estrategia económica adoptada por José Pablo González eran un visado al más rotundo fracaso político y me temo que también personal. Nadie en su sano juicio gestionaría su empresa empleando ingresos atípicos o extraordinarios (venta de parcelas municipales y cobro de licencia de obras) para aplicarlos al pago de gastos recurrentes o habituales (nóminas y mantenimiento de servicios). Pues bien, a eso se dedicó durante años el alcalde, como la cigarra del cuento, despreciando las más simples reglas de la prudencia que indican que todo ingreso eventual acaba por desaparecer. Ahora nos encontramos con que para tratar de solucionar sus desmanes económicos nos sale con su célebre Plan de Saneamiento, un documento digno de ser enseñado en cualquier Escuela de Negocios como perfecto ejemplo de cómo hacer el ridículo públicamente, porque dicho Plan carece de la más mínima credibilidad y no hemos tenido que esperar mucho para comprobarlo: uno de sus enunciados prometía racionalidad y contención en el gasto en alumbrado público y hace unos días hemos conocido a través de este periódico que las farolas del Ferial permanecen encendidas toda la noche a pesar de que este espacio está cerrado al público durante esas horas. ¿Esa es la racionalidad y la contención que prometen este regidor y sus 13 concejales?
A estas alturas de su mandato, que va ya para diez largos y oscuros años, no nos sorprende casi nada, aunque hay cosas que no dejen de llamar la atención. ¿Es posible que a un Ayuntamiento repleto de concejales que cobran como si supieran lo que hacen se le olvide poner los contenedores soterrados que aparecían en el proyecto de remodelación de la calle Real? En Batalla de Bailén y Honorio Lozano sí los pusieron, pero llevan más de un año sin estrenarse por no ser compatibles con los camiones de la empresa encargada de la recogida de basuras. A eso le llamo yo hacer el ridículo, y me recuerda una película de hace años, protagonizada por Jim Carrey que se titulaba “Dos tontos muy tontos” y cuyo subtítulo era muy esclarecedor: “Si cada uno tuviera medio cerebro, juntos seguirían teniendo medio cerebro”. ¿Acaso el alcalde y el edil responsable del área de Urbanismo no cuentan con técnicos y asesores medianamente inteligentes que les impidan cometer este tipo de errores mayúsculos? Por favor, cumplan ustedes con sus obligaciones diarias, porque la pereza es uno de los siete pecados capitales, concretamente el cuarto, justo el que está entre la avaricia y la ira. Esta indolencia no es más que otro ejemplo adicional de que el proyecto político de José Pablo González está acabado. Como digo, ya casi nada sorprende, porque es más que evidente que el alcalde sólo gobierna para tapar sus errores anteriores. Por eso ahora se presta a presidir una campaña de publicidad a favor de la empresa concesionaria de la explotación del parking de Honorio Lozano (empresa privada, por supuesto), para intentar que la gente les compre plazas y bonos de aparcamiento . Como no soy abogado, no sé si esto es legal o no... pero tiene mala pinta que un cargo público electo haga publicidad de una empresa privada. En todo caso, le sugiero al señor alcalde que, ya que se pone, lo haga bien: un spot en el que salga bien maquillado y peinado hacia atrás, al estilo George Clooney en los anuncios de El Corte Inglés, conduciendo el coche oficial y aparcándolo en este parking mientras dice “compre tres y pague dos”. Entrañable y cercano. Para publicitar los anuncios no hay problema: ya sabe bien en qué TV local ponerlos. Le harán precio.
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