PUNTO DE VISTA
El sí de la izquierda de El Escorial
Ramón Martínez-Fernández Salinero
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
En los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se refirió a la necesidad de “pasar de una democracia representativa a una democracia participativa”. Me pregunto qué opinan los partidos de la izquierda escurialense de esta declaración de intenciones: ¿Estarían dispuestos a una reforma interna cara a cara con la ciudadanía?, ¿qué nos proponen para recuperar a los progresistas desencantados? Su discurso debe acomodarse y dejar de mirar por el rabillo del ojo hacia atrás, y de una vez por todas admitir que estamos en un nuevo siglo que requiere nuevas ideas donde la capacidad de ilusionar debe ser nuestra principal diferencia frente a la derecha. Está claro que la política necesita de la opinión de los ciudadanos, y para ello se requiere una planificación y una acción de gobierno transparente y activista que favorezca la participación ciudadana.
La izquierda no debe conformarse con una mera gestión eficaz de lo público si se hace a espaldas del ciudadano; un ejemplo claro de esto último es el servicio prestado por los gobernantes del Foro Progresista, donde las luchas personalistas no dejaron paso al debate público de las ideas. El potencial del ciudadano se recupera cuando se le reconozca su espacio público, siendo su participación la mayor garantía de un gobierno comprometido; poniéndose de manifiesto a través del debate generado en el Foro de este periódico, donde una propuesta de cooperación, abierta y pensando en un desarrollo sostenible del municipio de El Escorial choca con intereses de un poder vacío de pensamientos.
Ilusiona leer entre líneas que a través de la iniciativa de Mariano Rodríguez se desempolvan proyectos progresistas como la Agenda 21, los compromisos de Aalborg y el Pacto de Ciudad. Nuestra izquierda está necesitada de este tipo de ofertas, debiéndose comprometer con el desarrollo de iniciativas reales y creíbles que fomenten la participación, bien sea individual o colectiva; debe acercarse a las familias, a los barrios, a las asociaciones, a los comercios, a cualquier rincón donde exista una idea que deba dar a conocer.
De esta forma, tendremos un gobierno u oposición cerca de los problemas y de la ciudadanía, conociendo de primera mano los distintos modos de vida y sus necesidades y los cambios necesarios en la distribución de los espacios públicos. Se debe fundamentar el trabajo en la cooperación entre todas las partes, garantizándose con ello el acceso a la información y la participación en la toma de decisiones, ligando nuestro derecho a la intervención de estas últimas.