Los aullidos de Lobo Cojo

“Con las arcas municipales más tiesas que la mojama, consecuencia de una política, la de JP, donde prima el despilfarro, sus aviesos delfines acaban de descubrir que pueden hacer caja vía sanciones de tráfico, ordenando de inmediato a los agentes policiales que persigan hasta el catre a los sufridos conductores que osen aparcar indebidamente en las maltrechas calles villalbinas. Prueba de ello es la presencia, todas las tardes, en la rotonda de La Venta de una furgoneta policial convertida en oficina recaudatoria, cuya única misión es poner multas a diestro y siniestro, o el celo mostrado por algunos agentes a la hora de ir a la caza y captura (grúa incluida) del vehículo mal estacionado. Y es que el fenómeno, además de aumentar los ingresos municipales, pretende que ‘su’ parking faraónico se llene y, así, ha ampliado la zona azul (solución meramente recaudatoria y por tanto deleznable), para que lo conductores que no entren por el aro, perdón, por el túnel, paguen su rebeldía. Afortunadamente, como suele ocurrir con casi todas las ideas de JP, abundan los errores y en esta ocasión el fallo radica en que la empresa a la que le ha encomendado la gestión y cobro de las multas no hace bien los deberes, y por eso muchas sanciones no se cobran por ineficiencia de los gestores. Los agentes lo saben y han optado por colgar el bolígrafo hasta que por lo menos se solucione el asunto Y es que si hay que sancionar se sanciona, pero sancionar pa’ ná, es tontería, ¿verdad?”.