José Tomás corta cuatro orejas en una memorable tarde en Barcelona
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La Monumental de Barcelona vivió el pasado domingo una tarde para la historia. José Tomás se entretuvo en cortar cuatro orejas en dos faenas para el recuerdo, ricas en contenido y con una aplastante muestra de valor, torería y personalidad, escribiendo de nuevo una página de oro para la Tauromaquia.
El de Galapagar volvió a llenar la Monumental, en una tarde impresionante, cuajando dos toros de Núñez del Cubillo, rozando la perfección y logrando un clamoroso triunfo en una de sus actuaciones más completas y redondas desde su reaparición en 2007. A su primero le toreó muy bien de capa, y ya desde los estatuarios del comienzo José Tomás, se creció para esculpir una obra maestra. Cuando se echó la muleta a la izquierda, el torero reventó al toro por naturales, en series largas y con muletazos profundos y sentidos de mano muy baja, y todo con una serenidad y un dominio sólo al alcance de los elegidos. La plaza era un hervidero y el torero completó un faenón a un gran toro de Núñez del Cubillo. El final, con muletazos rodilla en tierra, cambios de mano, pases de pecho de pitón a rabo y varios adornos fue indescriptibles. Una estocada arriba hizo que la plaza se tiñera de pañuelos blancos y se le otorgasen dos orejas de ley, además de la vuelta al ruedo al gran toro de Cubillo.
Pero José Tomás no se conformó y en el quinto volvió a por todas, dando todo un recital de toreo con capote y muleta. Sobre ambas manos volvió a realizar una gran faena, destacando primero en series con la derecha, con las zapatillas clavadas en la arena y haciendo pasar por un pitón y otro a un toro al que había que exponer y mandar. Pinchó y para que el público no se enfriara le enjaretó unas ceñidas manoletinas que tras un espadazo le volvieron a hacer merecedor de las dos orejas.
En el resto del festejo no pasaron muchas cosas. Aparicio tuvo una pobre actuación, siendo abroncado en un toro. Mientras, Morante de la Puebla dejó detalles, pero sólo estoqueó un toro, ya que pasó a la enfermería para ser atendido de una lesión en el dedo pulgar y no volvió a salir al ruedo. La tarde fue de José Tomás. Un torero irrepetible. Sin más.