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El kiosco

El apoyo a Zapatero

I. Martínez

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
José Luis Rodríguez Zapatero está en horas bajas, pero los suyos lo han sacado a hombros del Comité Federal del pasado sábado. El portavoz socialista en el Congreso sostiene que se ataca al líder del PSOE porque es vital para ganar las elecciones. Para algunos, incluso, Rodríguez Zapatero y su entorno son vitales para ir en las listas, aunque las elecciones se pierdan.
El nivel de preparación, experiencia y espíritu crítico de quienes se dedican a la política está en declive.

Es cierto que esta crisis de imagen del presidente del Gobierno ha llegado con muchísima prisa, acelerada por el enfado del primer grupo de comunicación de España como consecuencia de las decisiones de Rodríguez Zapatero en materia audiovisual, que perjudican sus intereses. Pero también lo es que Rodríguez Zapatero cada vez toma más decisiones en solitario en la cúspide del poder. Y después está la compañía del líder socialista español. En agosto, Gregorio Peces Barba, ex presidente del Congreso de los Diputados y redactor socialista de la Constitución, criticó en un artículo la bisoñez con la que se toman algunas decisiones en el Gobierno, atribuyéndolo a la preferencia de Rodríguez Zapatero por la juventud sobre la experiencia.

Este fin de semana, otro representante de la vieja guardia, el guerrista Rodríguez Ibarra, escribía que los jóvenes dirigentes zapateristas actuales pueden quedar como “una generación perdida y silenciosa”, si no aportan ninguna idea. Nadie chista al líder. No hay que alarmarse; tampoco era fácil cuando Alfonso Guerra era el jefe del partido. Joaquín Almunia relata en sus Memorias políticas (Aguilar, 2001) una conversación posterior a las elecciones de 1986 entre Alfonso Guerra y el presidente de la Junta de Andalucía, Rodríguez de la Borbolla.
  • ¿Qué hay que hacer para merecer tu confianza?
  • Situarse en este lado de la raya, respondió Guerra.
  • ¿Dónde está la raya?
  • La raya se mueve.
  • ¿Y cómo sabemos hacia dónde?, indagó inquieto Borbolla.
  • Eso lo voy diciendo yo en cada momento, concluyó Guerra.
Ahora la política se ha profesionalizado de tal manera que los cuadros son técnicamente funcionarios del partido, que para garantizar su permanencia y ascenso, practican un descarado culto a la personalidad del líder. Así, cuando el líder se equivoca, el batacazo está asegurado. Y la depresión.
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