Miguel de Pablo, gran protagonista en Cercedilla

El ciclo, organizado por su Ayuntamiento, tuvo la buena noticia de una mejor respuesta de público que en años anteriores (unas 800 personas cada día).

La primera novillada picada se celebró el domingo 6, con un encierro de Torrenueva, desigual de tipo pero bien presentado en su conjunto. Destacó el encastado 2ª, la clase de 3º; y el buen 6º, aunque le faltara fondo. Al resto resto le faltó raza y fuerza.

Miguel de Pablo, que venía de cortar tres orejas en su pueblo, sumó dos apéndices que pudieron ser cuatro de no haber manejado la espada tan deficientemente. Toreó asentado y valiente a su primero en una faena donde destacaron dos series sobre la mano zurda de gran profundidad, aplomo y seguridad. Se dejó llegar mucho a los pitones de su oponente y dos circulares por las espalda calaron en el público; tenía las orejas en la mano, pero se hartó de pinchar.

Al sexto le saludo bien de capa, para luego realizar un gran faena, destacando el toreo sobre la derecha en un trasteo de altura y de mucho calado por su capacidad, asentamiento y temple. Dejó una estocada arriba de efecto rápido y paseó dos orejas.

Román Pérez tuvo una actuación gris. Dejó que machacaran a su primero en dos varas para luego mostrar desgana y vulgaridad. Con el cuarto, se repitió lo mismo y no tuvo ningún momento de brillo. Fue silenciado.

Raúl Rivera anduvo por debajo de su primero, un precioso novillo de Torrenueva que requería mando y firmeza, así como una muleta poderosa, y no mantazos destemplados, que fue lo que le propinó el novillero. El quinto fue manso y poco se podía hacer.

Al día siguiente, se lidió una novillada muy terciada de El Verdinal (procedencia Santa Coloma y propiedad de Pérez Villena), de nulo juego por descastada y con una desesperante mansedumbre. El 1º lució el hierro de Adolfo Rodríguez y resultó el mejor por manejable y noble.

Con este material fue imposible el triunfo y la única oreja de la tarde la paseó Juan Carlos Rey en el sexto, por una faena de buen concepto y en la que no se cansó de intentarlo con un novillo que salía huyendo a cada pase. Con su primero, muy deslucido, estuvo valiente e intentó poner todo lo que le faltaba al utrero, pero pinchó.

Javier Cortés no aprovechó la nobleza del primero de Adolfo Rodríguez en una faena densa y de mucho oficio. Su segundo fue imposible. Calita pasó de puntillas con un lote sin opciones, pero tampoco estuvo lo suficientemente seguro ni apretó el acelerador en toda la tarde.