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Feria de San Isidro: Morante hace un toreo de ensueño y destacan ‘El Payo’ y Urdiales

Por ALFREDO FERNÁNDEZ
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Feria de San Isidro: Morante hace un toreo de ensueño y destacan ‘El Payo’ y Urdiales
La Feria de San Isidro camina por el sendero de la mediocridad. Una feria más sin demasiadas cosas que llevarse a la boca. Falta la llamada semana “torista”, que se celebra estos días, y el ciclo del Aniversario, con el que vuelven las figuras y donde el panorama quedará ya más despejado sobre triunfadores, toreros que ganan crédito y otros que perderán cartel tras su paso por Madrid. En cuanto a ganaderías, un poco lo mismo.
Pero en medio de la vulgaridad y de muchas tardes de tedio no se puede olvidar el sueño de toreo que ofreció Morante de la Puebla el pasado jueves 22 de mayo. Un toreo de capa bellísimo y majestuoso al alcance de muy pocos. Puso la plaza boca abajo y el sevillano hizo rugir Las Ventas como pocas veces se ha visto. Aseguro que es el mejor toreo de capa que he visto interpretar en toda mi vida. Fueron cinco quites distintos para paladear un toreo excelso. Bien en verónicas para soñar; en medias que parecían carteles de toros; un quite por chicuelinas de primor. Morante llenó todo el albero de toreo del bueno. Superior. Muy bonito. Para recordar.

El toro de Juan Pedro Domecq, que se había gastado mucho en los primeros tercios, terminó acusándolo, pero aún dejó escribir una magnífica serie sobre la derecha. Luego detalles, pases muy barrocos, olor a toreo. Un placer. La oreja de mayor peso de la feria. Si no pincha, hubieran sido dos. El toro bueno de esta corrida fue a manos de Rubén Pinar, que confirmaba su alternativa. Despegado, y desplazando las embestidas para afuera, aburrió y no convenció nada. Manzanares casi levantó la faena al quintó, dejó detalles de su clase, muy sueltos y con gusto, pero el toro echó la cortina y poco más pudo hacer.

Antes de este acontecimiento, el miércoles 21, gustaron mucho las maneras del confirmante “El Payo”. Fue con un sobrero grandullón y feo de Pío Tabernero donde el mexicano toreó muy asentado y reposado. Se le vio muy maduro con pasajes muy brillantes de un diestro que ha crecido y puede funcionar en España. Tras un espadazo excelente dio una vuelta al ruedo que debe valer y dar contratos.

La corrida de Peñajara fue una ruina y hasta tres toros fueron devueltos a los corrales por inválidos, y dos más debieron llevar idéntico camino. El triunfo de esta ganadería en 2008 fue un espejismo y vuelve a lo que era.

Otro torero que estuvo a punto de cortar una oreja y que dejó su impronta fue Diego Urdiales en la corrida de Samuel Flores. Fue un toro manso y protestón, al que a base de corazón y paciencia el torero fue metiéndole en vereda. Estuvo firme, y a base de aguantar fue levantando una faena de menos a más con un final muy meritorio. La espada se le cruzó y cambió una oreja con fuerza con una ovación muy fuerte.

Esa misma tarde Javier Valverde estuvo valiente con un sobrero impresentable de Julio de la Puerta que le volteó con saña, pero por suerte no le hirió. Un torero que está pasando de puntillas por Las Ventas es Miguel Ángel Perera, a pesar de sus condiciones. Con un sobrero de José Luis Marca estuvo templado y sobrio, pero se pasó de faena y tampoco anduvo fino con la espada. No le ha embestido un toro todavía, pero se esperaba más.

El único ejemplar aceptable del descastado y manso encierro de Valdefresno cayó en manos de Juan Bautista. El francés está en franca decadencia y tras una faena desconfiada fue pitado. Esto sucedía el viernes 22 de mayo. La tercera novillada picada del abono tuvo lugar el lunes. Novillada dura, encastada, áspera y nada sencilla de Guadaira. Una ecuación difícil de resolver para una terna muy nueva. Pero poniendo las cosas en su sitio, hubo un utrero de nota: el primero; siempre a más, entregado, fijo. Pajares le muleteó con oficio y decoro, pero cuando un novillo embiste hay que cuajarle. Estuvo valiente, sufriendo dos feas volteretas al entrar a matar al cuarto. Fue honrado. Juan Carlos Rey cumplió y estuvo muy digno con su primer oponente. Pablo Lechuga mostró desconfianza y al sexto no le quiso ni ver. La actitud en Madrid es clave. No la hubo.

En la de rejones Álvaro Montes cortó una oreja y el caballo Pata Negra de Hermoso de Mendoza fue herido de gravedad, pero se recupera favorablemente.
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