Tribuna
La política no es un simple ejercicio del poder
Víctor M. Martínez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Dicen que la profesión más antigua del mundo es la prostitución y, creo yo, que la segunda más antigua debe ser la política. Aunque su origen se deba a los griegos en el siglo V antes de Cristo y a pesar de que provenga del término polis (ciudad), el concepto debió aparecer mucho antes que las ciudades, porque el ser humano -como ya nos enseñaron Aristóteles y Santo Tomás de Aquino- es un animal social y político y siempre ha habido personas dispuestas a ejercer el poder como forma de acuerdo e incluso, como decisión colectiva desde hace miles de años cuando no tenían noción de estos conceptos.
Desgraciadamente también han existido a lo largo de la historia quienes decidieron que la política era simplemente el ejercicio del poder. Toda esta teoría la debe conocer bien el alcalde de Collado Villalba, José Pablo González Durán, puesto que es licenciado en Ciencias Políticas, lo que sucede es que nunca ha dicho abiertamente que él considera la política como un simple ejercicio del poder para afianzar ese poder.
Lo que sí ha hecho es ir dejando pistas por el camino, como por ejemplo decir que él toma las decisiones que considera oportunas, puesto que obtuvo 17.000 votos en las últimas elecciones y por tanto no debe dar explicaciones, que para eso tiene mayoría absoluta. Otro ejemplo es el desprecio que siente por aquellos que se enfrentan a su poder (ahí están compañeros de partido a los que ha despedazado dentro de su propia agrupación) o su talante prepotente que le lleva a ignorar las 4.000 firmas recogidas por los grupos de la oposición en contra de su ya famoso túnel.
La verdad es que estamos escribiendo sobre un político atípico, porque éstos suelen huir de los conflictos, del enfrentamiento con colectivos de ciudadanos, del espectáculo de chocar públicamente con compañeros de partido y de toda imagen que sugiera prepotencia. Muy al contrario, José Pablo González parece moverse con cierta facilidad entre los conflictos, incluso da la sensación de ir al encuentro de ellos o que los busca. No tengo muy clara cuál será la razón, pero en su historial cuenta con una larga lista de enfrentamientos que no es fácil de encontrar en la vida pública. Él siempre lo achaca a la envidia y a una especie de conjura que se mueve en las sombras y que busca su ruina política, sin darse cuenta que son precisamente sus actos los que hacen que la gente se empiece a preguntar qué clase de dirigente tenemos que siempre está enfadado y enfrentado con la gente y qué criterios utiliza a la hora de tomar decisiones.
En su mandato ha habido de todo: tuvo un juicio por presunta agresión a una concejala perteneciente al grupo municipal socialista del que fue absuelto; se ha enfrentado abiertamente a la Policía Local en distintas ocasiones y ha despedido al oficial de este cuerpo, teniendo que readmitirlo posteriormente por sentencia de los tribunales; ha promovido purgas de compañeros de partido que le hacían oposición dentro de la agrupación local; ha sufrido manifestaciones de ciudadanos contra alguno de sus proyectos; 4.000 villalbinos han firmado en contra de la obra de Honorio Lozano y otros le han abucheado tras la celebración del acto del sorteo de las viviendas protegidas; decenas de jóvenes le han boicoteado el pregón de las fiestas del año 2004; toda la oposición en bloque le critica por carecer de talante dialogante; una ministra de su propio partido dice que su política urbanística deja mucho que desear; 300 grupos ecologistas le colocaron como candidato del premio Atila 2006 por destacar en la destrucción del medio ambiente (algo tendría que ver con esto los 200 árboles arrancados de un paseo para hacer un túnel de dudosa utilidad social); su antiguo chofer oficial le denunció harto de sus maneras; se ha enfrentado con el Centro Comercial Los Valles, que probablemente será la empresa con mayor número de empleos de Collado Villalba, y en una entrevista intenta coaccionar a sus propietarios avisándoles de que más les vale llevarse bien con el Ayuntamiento, y como último ejemplo -aunque hay muchos más- hasta tuvo mala vecindad en su anterior domicilio, denunciado continuamente a su vecino y haciendo ir en varias ocasiones a la Policía Local para que amonestase a esta persona porque su perro ladraba y le molestaba.
Como vemos, al alcalde de Collado Villalba le pasa algo y debe ser grave, porque un político de talla no anda metido en este tipo de problemas durante tanto tiempo y en ámbitos tan distintos. Ahora ha comenzado una cruzada contra los medios de comunicación que no le son afines y utiliza el dinero público como instrumento de chantaje: si tú me ayudas yo te ayudo, si tú me criticas yo intento despedazarte como he hecho con tantas otras personas. Eso demuestra que no es un verdadero político, en todo caso un político de segunda fila, de esos que siempre han pensado que la política es simplemente el ejercicio del poder.