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EDITORIAL

Tiempo de balance en el ecuador de la legislatura

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El próximo miércoles, 27 de mayo, se cumplirán dos años desde que se celebraron las últimas elecciones municipales, de modo que se alcanza el ecuador de una legislatura marcada de manera inevitable por la crisis económica. Hemos querido empezar a hacer balance de este tiempo por los dos municipios más importantes en cuanto a población, que también han sido los que han protagonizado un mayor número de titulares: Collado Villalba y Galapagar.
En el primer caso, la mayoría absoluta que gestiona el Gobierno de José Pablo González no ha impedido la polémica en numerosos temas (hospital, obra de Honorio Lozano, despido de profesores de Garantía Social, etc.) que han puesto de manifiesto la falta de diálogo de un Ejecutivo a menudo víctima de un autismo manifiesto, encerrado en sí mismo hasta que no tiene otro remedio que rectificar (como ocurrió con el tasazo), o bien que prefiere aferrarse a su orgullo para no moverse ni un milímetro de su posición, aunque ello suponga evitar los problemas y mirar hacia otro lado (el caso del túnel-parking de Honorio Lozano y Batalla de Bailén es el más evidente, aunque no el único). Capítulo aparte merecen las promesas incumplidas o los proyectos que se han quedado en el limbo, desde la anunciada plaza de toros al plan de movilidad o el PERI de El Gorronal. Ahora comienza la segunda y decisiva mitad de la legislatura, con un importante desgaste para el Equipo de Gobierno, que quizá aún esté a tiempo de cambiar de rumbo en determinados temas, aunque lo más probable es que mantenga ese caminar errante al que parece haberse abonado, amparándose en personalismos y decisiones de cara a la galería por encima de verdaderos proyectos de futuro, de modo que cada vez es más notable su desconexión con la vida real de los villalbinos.

Mientras tanto, en Galapagar, tras la moción de censura del pasado mes de septiembre, el Ejecutivo se maneja entre las buenas intenciones y las dificultades de sacar adelante el pacto, aunque lo cierto es que en poco más de medio año ha conseguido hacer más que el cuatripartito en 15 meses, reactivando además algunos proyectos que se encontraban completamente paralizados. Pero es precisamente ahora cuando, tras el empuje inicial, llega el momento de que las promesas se conviertan en realidades, porque este es un municipio que lleva demasiado tiempo a la espera de un cambio profundo que ya no puede demorarse más. Dos años es poco tiempo para impulsar una regeneración a todos los niveles, pero al menos sí deben sentarse las bases de cara al futuro más inmediato.
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