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A pesar de la remodelación, el P-29 sigue bajo mínimos

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Aunque actualmente se estén acometiendo las obras correspondientes a la tercera y última fase de la denominada remodelación del Polígono P-29, proyecto diseñado por Juan Polín, cuyo presupuesto total supera con creces los 1.000 millones de pesetas, se puede decir que esta zona comercial e industrial, considerada como uno de los pilares económicos del municipio villalbino y por tanto fuente de un importante caudal de ingresos para las arcas municipales, sigue mostrando las mismas precariedades de antaño.
Es cierto que las obras de acondicionamiento ejecutadas en las calles Formón, Escofina y Azuela, además de las aledañas a estas vías, han mejorado un escenario que empezaba a resultar bastante tétrico, pero tampoco es menos cierto que el hecho de que éstas se realicen por fases (casí tres años de plazo) facilita el deterioro de las mismas, y por eso es fácil encontrarse con bordillos de granito completamente destrozados; alcantarillas inservibles; riegos por goteo carentes de actividad; árboles arrancados de cuajo por algunos desaprensivos para facilitar el estacionamiento de los vehículos de sus clientes sobre la acera y delante su propio establecimiento; farolas del alumbrado público con las bombillas fundidas; papeleras llenas de desperdicios; ausencia de cualquier tipo de maquinaria necesaria a la hora de realizar las tareas de limpieza de la vía pública; cables de acero que sirven de soporte a los postes de madera del tendido telefónico amarrados al suelo en algunas plazas de aparcamiento, con el consabido peligro para aquellas personas que pretenden dejar el coche en esa zona, sobre todo en días con poca visibilidad; desagües atascados que desprenden malos olores; contenedores de basura abandonados a su suerte; cartones y plásticos en las parcelas sin vallar localizadas en los márgenes del Camino del Molino... La lista de deficiencias podría ser interminable y aunque está a la vista de todo el mundo, el Ayuntamiento y los departamentos que tienen la responsabilidad de abordar esta problemática se inhiben y juegan al no sabe o no contesta. Eso sí, a la hora de pagar impuestos, los centenares de industriales y comerciantes aquí ubicados tienen que pasar por caja si no quieren ser penalizados con un 20 por ciento de recargo tras el pertinente requerimiento de apremio.

Inseguridad y actos vandálicos
Muchas de las precariedades antes denunciadas podrían evitarse si los responsables del área de Seguridad hubieran decidido hace tiempo tomar en serio la problemática de una zona que, aunque no esté considerada como casco urbano, genera riqueza y empleo, paga altos impuestos y por tanto tiene el mismo derecho que el resto de los villalbinos a la hora de disfrutar de los servicios públicos del municipio, incluidos los de Policía Local. Pues bién, este periódico ha podido conocer a través de fuentes próximas a este departamento que en los servicios de vigilancia urbana, rara vez a las patrullas se les asigna la vigilancia del P-29, limitándose a visitas muy esporádicas o paseos bastante fugaces con el coche policial. Encontrar a un agente dirigiendo el tráfico en la calle Azuela o Escofina, por citar las que tienen un mayor flujo de vehículos, o sancionando a un automóvil o caminón mal estacionado es algo que los usuarios de este polígono no han visto en su vida.

La Guardia Civil, actualmente con una plantilla inferior en efectivos a la de la Policía Local tras la incorporación de los miembros de la BESCAM, sí se deja ver más por la zona, aunque tampoco lo deseado por unos comerciantes e industriales que casi todas las mañanas acuden a sus tiendas o talleres preocupados por el hecho de haber sido víctimas propiciatorias de unos delincuentes que saben a ciencia cierta que aquí cuentan con muchas posibilidades de salir impunes tras llevar a cabo sus habituales fechorías. Cabe suponer que con la reciente incoproración de los 30 efectivos de la BESCAM, y puesto que se trata de policías cuya única misión es velar por la seguridad de todos los ciudadanos, incluidos comerciantes, industriales y profesionales, la Concejalía de Seguridad se anime a enviar alguna patrulla a esta zona para que al menos los que aquí tienen su negocio puedan considerarse, aunque sólo sea en este aspecto, ciudadanos de la misma categoría que los del resto del muncipio.
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