La mala gestión de los bancos
Juan Clavero
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Los bancos han estado estos últimos años anunciando beneficios de decenas de miles de millones de euros. Cifras astronómicas de las que el común de los mortales no nos podemos hacer ni una somera idea. A mí no me han repartido ni un euro de esos beneficios que, hay que recordar, proceden de los intereses que les cobran a los ciudadanos por préstamos, la mayoría hipotecarios, que los van a endeudar a lo largo de toda la vida.
Dicho de otra forma, la mayoría de los ciudadanos se han convertido en siervos de la gleba de los bancos y cajas de ahorros, y tienen que trabajar para poder pagar sus deudas.
Ahora, la avaricia y la mala gestión de unas entidades financieras, que han campado sin control alguno por todo el mundo, amenazan con llevarnos a todos a la ruina. Esos sesudos ejecutivos que se han dedicado a falsear cuentas y vender como activos los préstamos que daban, muchos de ellos con altos intereses por la sencilla razón de que no tenían garantía de cobrarlos -las famosas hipotecas subprime-; al final no tienen activos para responder a accionistas e impositores, o sea, están al borde de la quiebra.
Pero, ¡ahí está el denostado Estado para correr en su ayuda! Es el mundo al revés. Los que más han atacado el papel del estado en la economía, los profetas del libre mercado y del neoliberalismo, son los primeros en correr al socorro del erario público.
Peligrosos
Cientos de miles de millones de euros de todos los ciudadanos llegarán a los bancos de los países ricos para apuntalarlos. Otros tantos servirán de aval a sus deudas. Y yo me pregunto, ¿por qué no se dedica ese dinero a avalar a los millones de ciudadanos que no pueden pagar sus hipotecas por la nefasta gestión de los directivos de los bancos y la irresponsabilidad de los políticos neoconservadores? ¿Quién son más peligrosos, Bin Laden o el grupo de ejecutivos de Wall Street?.
Resulta que al final las armas de destrucción masiva no las tenía Sadam Hussein, como se decía, sino los financieros de los bancos y aseguradoras de los propios Estados Unidos. ¿A estos no los detienen y juzgan aplicándoles la legislación antiterrorista? Pero lo más sangrante es que con el 1 por ciento de ese dinero se acababa con el hambre en el mundo.