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Depresión postvacacional

EUSEBIO VALVERDE - Collado Villalba

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Con este calor los trabajadores comienzan a disfrutar sus merecidas vacaciones huyendo en desbandada. No me gustan las aglomeraciones, así que este año me he adelantado y ya he disfrutado de mi quincena de marajá.

Desde hace semanas, José Pablo, nuestro alcalde, se encuentra en paradero desconocido. Creía que al regresar y habiendo terminado el congresillo del Partido Socialista de Madrid volvería a toparme con sus polémicas actuaciones como regidor. Me quedé asombrado cuando, tras dejar las maletas en casa, no paraba de escuchar comentar el malestar de muchos vecinos por la desaparición de JP.

Después de dar largas durante casi dos meses a la nueva asociación de comerciantes y no asistir a la feria de casas regionales del municipio (entre otras destacadas ausencias), me empecé a preocupar. La cuestión quedó clara cuando un cojo columnista de este municipio desveló que a JP, como a mí, le gusta adelantar las vacaciones. La diferencia es que las mías duran dos semanas y las suyas dos meses.

Querido alcalde, entiendo que la falta de solvencia del Ayuntamiento, el desorden en el área de Personal, el modificado del túnel pendiente del dictamen del Consejo de Estado, así como la paralización de la ampliación de la piscina municipal, edificio de la Policía, plaza de toros y del futuro teatro le hayan quitado las ganas de ir a trabajar. Pero con los sueldos que maneja podría decidirse por dejar de hacer el avestruz y afrontar la depresión ‘post-vacacional’

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