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José Tomás hace historia en Las Ventas en una tarde para el recuerdo

Por ALFREDO FERNÁNDEZ
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
José Tomás, la tarde del pasado 5 de junio / Vicente Casado ‘VicentÍn’
José Tomás, la tarde del pasado 5 de junio / Vicente Casado ‘VicentÍn’
José Tomás hizo historia en Las Ventas en una tarde memorable. Tras seis años sin pisar la primera plaza del mundo, el torero de Galapagar movió los cimientos del coso en una actuación que forma parte ya de la historia de la Fiesta.

José Tomás rompió todos los moldes escritos, cortó cuatro orejas (algo que no pasaba en Madrid desde hace 36 años) y puso de acuerdo a 24.000 espectadores. Una actuación cumbre que queda grabada para siempre en la memoria de todos los que tuvimos la suerte de asistir a esta corrida de toros. Cuesta hacer análisis. Cuesta contar lo que pasó. La emoción, ¡bendita emoción!, resulta difícil traducir aquí en la frialdad de una simple crónica.

Porque la plaza explotó ante la grandiosidad y la verdad del toreo que practica el monstruo de Galapagar. La afición no tuvo más remedio que rendirse ante la autenticidad de su toreo. El diestro paseaba la plaza y el público coreaba ¡to-re-ro! ¡to-re-ro! ¡to-re-ro!. Una sensación que pone el vello de punta y hace palpitar el corazón.

Había que estar en Las Ventas el pasado jueves 5 de junio, porque de lo contrario cuesta entender lo que se vivió en Las Ventas.

Como decimos, el ambiente era bárbaro. Un acontecimiento. Había gente en escaleras. Nada más romperse el paseíllo, el público, puesto en pie, se rompía las manos aplaudiéndole y el de Galapagar no tuvo más remedio que salir por la tronera del burladero para recoger una atronadora ovación.

El torero ya mostró sus credenciales en un ajustado quite por gaoneras en el toro de Javier Conde. Hubo enganchones, pero sobre todo verdad, mucha verdad.

El toro de su reaparición en Madrid se llamaba Dakar y era, como todos, de Victoriano del Río. Con el capote firma un quite por chicuelinas, impresionante por ceñido.

El toro es franco y bueno, pero tiende a echar la cara arriba y puntear los engaños. Tras una tanda muy bella sobre la mano derecha llega la explosión al echarse la muleta a la zurda. Aquí surgen dos series de naturales, profundos y de gran hondura, muy reunidos con el toro y sin rectificar nunca un paso atrás. Las Ventas explota. Tras varios trincherazos de cartel, abrocha su obra con muletazos por bajo muy bellos, como trincherillas y pases de la firma que enloquecen al tendido. Se vuelca en los pitones del toro saliendo rebotado y afortunadamente ileso. Deja una estocada que queda en media por el impulso de la voltereta. Las dos orejas caen a sus manos y allí no las protesta nadie.

Su gran faena llega con el quinto, un excelente ejemplar de Victoriano del Río, de nombre Comunero, que embiste con bravura por ambos lados y al que el torero con acierto decide dejar crudo en varas.

El diestro inicia su obra con unos inverosímiles estatuarios de verdadero escalofrío. El toro embiste con brío y José Tomás no mueve las zapatillas, rematando la tanda con el pase del desdén y uno de pecho que pone al público desbordado de emoción. Su labor esta llena de una pureza que conmociona a los aficionados. El viento sopla con fuerza, pero sin importarle nada deja dos series de derechazos de un trazo y una verdad apabullantes. A veces incluso torea con el estaquillador, con la muleta arrugada por efecto del viento.

El animal repite y es bravo, pero el torero no rectifica nunca, se le pasa a escasos centímetros de la taleguilla y todo está envuelto en la torería, la naturalidad y la personalidad que brota de este torero de leyenda.

Tras un monumental espadazo, el toro cae y el triunfo es incontestable. Otras dos orejas, para sumar cuatro en total, y el delirio justificado.

Sus compañeros de terna
Del resto de sus compañeros, poco que decir. Javier Conde fue un convidado de piedra. A su primero no le quiso ni ver. Su segundo fue un buen toro que dejaba mucho estar. Tenía clase y repetía, pero le desperdició de mala manera, haciendo que se ponía pero de mentira. Con la espada pinchó reiteradamente. Fue silenciado.

La tarde también tenía el interés de la confirmación de Daniel Luque. El diestro se topó con el peor lote y no pudo triunfar. Con el astado de la confirmación no pasó nada porque el animal se puso muy molesto. Y con el que cerró plaza quiso poner todo de su parte. Después de pasar el tsunami de José Tomás, no era fácil levantar aquello. Estuvo muy valiente y se metió entre los pitones del parado toro, intentando sacarle partido. Si maneja la espada con más tino quizá hubiera caído algún premio.

Sin trampa ni cartón
El ambiente de cara al próximo domingo es espectacular. No queda ni una localidad. La reventa está a precios astronómicos, paliando en parte un San Isidro sin tirón en este aspecto.

Nadie que sea mínimamente aficionado quiere perderse la segunda tarde de José Tomás en Madrid. El domingo 15 el ambiente será de nuevo de gala.

El diestro saldrá a darlo todo. A torear. A jugarse la vida sin trampa ni cartón. Suena a tópico, pero este torero sale a mil por hora, haya triunfado o no la anterior tarde. Las miradas estarán de nuevo clavadas en él y la emoción volverá a latir con más fuerza que nunca.

La repercusión después del aldabonazo de José Tomás el pasado 5 de junio ha hecho que el interés crezca hasta límites inimaginables. Hacía 36 años que un torero no cortaba en Las Ventas cuatro orejas en una misma tarde.

La unanimidad ha sido aplastante. La expectación por la vuelta del monstruo de Galapagar a Madrid no ha cumplido los pronósticos, sino que los ha roto y superado con creces.

Ahora, el domingo, todas las miradas están fijas en la hipótesis de que José Tomás pueda pasear un rabo en esta plaza. Es algo muy difícil y tienen que conjugarse cien factores para que esto suceda. No es fácil, pero todos lo pensamos...

Ya ha estado muy cerquita de conseguirlo. En cuanto el toro ayude y José Tomás le cuaje de principio a fin y le meta la espada por arriba, el premio gordo caerá. Apuesto.

Hace otros 36 años que no ocurre semejante triunfo. El último rabo, no sin polémica incluida, lo cortó Palomo Linares por una faena muy inferior a la del segundo toro de José Tomás del pasado 5-J.
¡Mucha suerte, torero!.

El torero dona el ‘Paquiro’
José Tomás ha decidido esta semana donar el Premio Paquiro, dotado con 50.000 euros, a la Fundación Síndrome de Down de Madrid, que se ocupa de recaudar fondos para la construcción de un Centro Integral de Adultos con Discapacidad Intelectual. El presupuesto para este proyecto es de 7,25 millones de euros, cantidad a la que esperan llegar a través de donaciones de empresas o particulares. Este premio que otorga el diario El Mundo al hecho más importante taurino de 2007 fue a parar a manos del torero de Galapagar por su reaparición en Barcelona el pasado año.
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