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Opinión | |||
Adeu, adiós señor Puigdemont |
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Por José Luis Úriz Iglesias | |||
Afortunadamente la aparición anunciada de Carles Puigdemont el pasado jueves 8 de agosto no dio para mucho. De nuevo de manera fugaz (nunca mejor dicho) volvía a cruzarse en la historia de este país. |
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Pero no hizo falta suspender la sesión de investidura debido a su detención, tampoco hubo incidentes serios con apenas seis mil de sus fieles a las puertas del Parlament. Solo quedó la estéril polémica sobre su fuga y el papel de los Mossos, que eran los encargados de cumplir la orden de detención dictada por otro juez con ganas de entrar en política: Pablo Llarena. Así gracias a esa fallida y ridícula presencia se pudo desarrollar el pleno de investidura con normalidad y ese mismo día de una manera más fácil de lo esperado fue elegido President el socialista Salvador Illa, con los votos de PSC, ERC y los Comunes. Gracias, gracies señor Puigdemont por ponerlo sencillo. El siguiente lunes con gran agilidad tomaba posesión su gobierno con tintes de transversalidad muy necesaria de cara al futuro. Nombres de pesos pesados del socialismo catalán, alguna crítica en tiempos pasados como la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Nuria Parlon, que se va a responsabilizar de interior para poner orden en los muy de actualidad Mossos d`Escuadra. Viene a la memoria el gran papel que realizó hace años otra socialista que dejó una profunda huella, Montse Tura. También Illa ha tenido la habilidad de poner a gentes que llegan del independentismo moderado, tanto del área de Junts como de ERC. Tiene buena pinta este gobierno, gusta la letra y la música del mismo, ahora hace falta que camine con prontitud y eficacia para afrontar los grandes retos que tiene Catalunya. Como señaló Illa, “trabajar, trabajar, trabajar”, justo lo contrario que hicieron Torra y el citado Puigdemont. También que la oposición de allí deje de poner palos en las ruedas. Ya sabemos que la de fuera, la de Madrid, tanto PP como VOX no va a dejarles ni respirar con su ya clásico lema de “cuanto peor, mejor”. Queda pendiente el papel que a partir de ahora vaya a cumplir el maestro escapista. Si es capaz, cosa que genera muchas dudas, de cumplir con lo que dijo en la campaña electoral de las pasadas elecciones se irá y dejará de ser un estorbo incluso para su propio partido. Junts en esta nueva etapa necesita volar libre de ataduras estériles del pasado, recomponerse y adaptarse al nuevo papel que le va a tocar cumplir. Aprovechar este momento para una especie de refundación de la antigua Convergencia. Tiene estructura, cuadros y apoyo social, ojalá lo consigan en su próximo congreso de octubre que acaban de convocar., Después quedan los retos pendientes, una vez solucionadas las cuestiones más peliagudas, primero los indultos, luego la amnistía y por último el pacto fiscal recientemente firmado por PSC y ERC. A medio plazo sería de obligado cumplimiento el cumplimiento por parte del PSOE de esos acuerdos, evitando que suceda lo que lamentablemente ocurrió con el Estatuto de Gernika, que hoy a 45 años de su firma aún tiene flecos importantes pendientes de cumplimiento. Esto ahora no puede ni debe pasar. Después vendrá el tema más complejo que tiene que ver con un sentimiento muy mayoritario de la sociedad catalana, incluidos amplios sectores del PSC, la necesidad de ejercer el derecho a decidir. El propio Puigdemont en nombre de Junts aludió en su día a la necesidad de explorar el artículo 92 de nuestra Constitución. Recordar que en él se señala que: “1.- Las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.
Dos matices importantes, la necesidad que la interpretación del “todos los ciudadanos” se refiera exclusivamente a los de Catalunya y que debe quedar claro que solo se permite de manera consultiva. Podría resultar suficiente si existe un compromiso que de ganar el sí se buscarían soluciones imaginativas para resolverlo. Este es el momento ya que según todos los indicios ganaría el no con absoluta contundencia. Todas las encuestas indican que el independentismo está claramente a la baja y harían bien los constitucionalistas en aprovechar esta ocasión. Ahora solo queda despedir debidamente al señor Puigdemont. Adeu, adiós, agur. Veremos. |
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