Diario digital de la Sierra Noroeste de Madrid
22 de noviembre de 2024, 8:01:36
Opinión

LA CONJURA DE LOS NECIOS


Vascos, asesinos terroristas y cobardes

Por Jorge Molina Sanz

La invasión de Ucrania centra nuestras noticias, pero revisemos otros temas. La diatriba de hoy es polémica, radical y provocadora, pero en algún momento, en contra de la propaganda oficial, habrá que clamar sin ambages, con vehemencia y sin miedos.


El marino, estaba ensimismado con las noticias sobre la invasión de Ucrania cuando escucha la sentencia del Tribunal Constitucional por vulnerar los derechos de la diputada de Vox en el Parlamento Vasco y espeta:

—La preocupación por lo que ocurre en Ucrania palidece nuestra actualidad y merma su importancia, pero no debemos dejar de prestarle atención.

Hemos visto como el PNV se pronunciaba sobre el pacto PP-Vox para el gobierno de Castilla y León. Aitor Esteban, su portavoz en el Parlamento, ha declarado que «el PP está legitimando a un partido que es antidemocrático, antisistema», añadiendo que «Vox pondrá en marcha políticas regresivas y su entrada en un Gobierno autonómico es una malísima noticia para la democracia».

Todo eso lo ha dicho sin ruborizarse, sin movérsele un pelo, y lo dice un representante del PNV, un partido creado por un racista misógino como era Sabino Arana, un partido que está blanqueando y colaborando, por debajo de la mesa, con ETA ¿Estos si son demócratas? ¿Estos respetan el sistema?

Interviene la joven profesora:

—La vara de medir política es lasa, tendenciosa e inquietante. Los políticos se sienten con derecho a etiquetar de «antisistema» o «antidemocrático», mientras como reconocía El País, «El Constitucional anula el cordón sanitario a la única diputada de Vox en el Parlamento vasco». Me pregunto: ¿Quiénes son los antisistema y los antidemocráticos?

Cercenar la inviolabilidad de un parlamentario es un delito grave en democracia. De ahí a romper la separación de poderes, como ya estamos viendo, sólo hay un paso.

Interviene el marino:

­—No nos engañemos; el País Vasco es un pueblo de asesinos terroristas y cobardes, con la excepción de los 157.417 que emigraron al resto de España entre los años 1980 a 2000. Un 7,2% de la población vasca de 1980, según el informe de la Fundación BBVA publicado en 2007, «sobre evolución de la población española en el siglo XX». También se exceptúan aquellos que, por su situación económica o personal tuvieron que quedarse allí sometidos, atemorizados y soportando amenazas de muerte, extorsión y asfixia social propiciada por el terrorismo de ETA y la complicidad interesada del PNV.

A estos no se les puede considerar culpables, sino que han sido víctimas, junto a los muertos y heridos por ETA.

Se podrá dulcificar el relato, pero en el País Vasco ha existido y existe complicidad con los terroristas; por afinidad o por intereses, con silencios, mirando para otro lado y considerando «gudaris» a unos asesinos. Eso retrata a un pueblo, y lo retrata como vil y cobarde. Todo lo demás, no deja de ser un intento de embellecer y blanquear a unos terroristas.

La joven profesora, alterada, le repone:

—Me parece excesivo porque los asesinos de ETA han sido una minoría y el pueblo vasco es noble y ha tenido que soportar esa desgracia.

El marino la mira con condescendencia y prosigue:

—Esa es la excusa, ese es el relato, pero si eran una minoría me surgen preguntas cómo ¿Qué hizo la mayoría para acabar con los terroristas? ¿Dónde estaba esa sociedad civil? ¿Dónde estaban todos los empresarios, clérigos, docentes, funcionarios o políticos del PNV? Incluso, es más, ¿Dónde están actualmente?

Ha habido muchos silencios cobardes. Desde algunos sectores se podía haber hecho más. Mientras pequeños y medianos empresarios recibían las cartas del «impuesto revolucionario», otros como los militantes del PNV o la élite de Neguri, se lamentaban de la amenaza de ETA, pero estaban en el entorno del PNV haciendo negocios y prosperando.

Un ejemplo, el empresario vizcaíno Luis Olarra no se amedrantó, se enfrentó a ellos y llegó a decir que «si se produce algún atentado contra mi persona o mi familia, van a ir otros muchos detrás», y no tuvo ningún empacho en reconocer que había tenido contactos con elementos marselleses o corsos, según recogía El País del 15.01.1984.

ETA era una minoría, pero la mayoría fue incapaz o no necesitó defenderse.

La profesora comenta:

—En aquellos años de plomo hubo mucho sufrimiento y muchas víctimas, pero afortunadamente es una etapa que parece superada.

La interrumpe el marino:

—También creíamos que, en la vieja Europa, vivíamos en democracia y que ciertos escenarios no se iban a repetir y estamos viendo la invasión de Ucrania. No se deben olvidar las cosas importantes con tanta facilidad, hay que mantener una mirada crítica, intransigente y de defensa preventiva ante la maldad. Ese capítulo terrorista ha sido mal cerrado, mal relatado y parcialmente ocultado.

Por ello, esta actitud ilegítima e inconstitucional del PNV, con los vergonzantes socios que votaron y pusieron ese cordón sanitario a otro partido, son unos delincuentes y un peligro para la democracia. Porque no te podrán gustar las propuestas de Vox, pero éste es tan legal, incluso más, que algunos de los que están en esa cámara.

Claro que todo eso no puede asustar al PNV, un partido carroñero, que se ha alimentado de los crímenes que cometía ETA. Nos hemos olvidado de Xabier Arzalluz, que fue su presidente durante muchos años, un malvado xenófobo que hablaba del Rh negativo del pueblo vasco, o que reconocía que: «unos mueven el árbol y otros recogemos las nueces». Esa ha sido su tónica farisaica e interesada, por un lado, sacando el «independentismo» y por otro haciendo caja a costa de todos los españoles.

Nuestra amiga comenta:

—La historia reciente del País Vasco es indeseable. Complicidades cobardes de políticos, de la sociedad civil, empresarial y de la Iglesia. No olvidemos al obispo Setien y sus párrocos, se negaban a dar sepultura a asesinados, mientras protegían en las sacristías a los asesinos.

Se ha protegido a delincuentes que, desde la legalidad, desde la democracia, sin muertes, sin chantajes y sin crear terror podían haber defendido sus ideas.

El marino concluye:

—Por eso es inaceptable la bacanal política con los etarras y el gran cómplice ha sido el PNV, tan criminal como ETA, pero con chaqueta, eau de parfum y corbata de seda.

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