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Opinión | |||
LA CONJURA DE LOS NECIOS |
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Gobernar entre falacias y propaganda |
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Por Jorge Molina Sanz | |||
Empezamos el curso comentado la última comparecencia del presidente de gobierno Pedro Sánchez. |
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Atentos a lo que se dice en el Parlamento, nuestro marino comenta: —El que no se hayan renovado diferentes órganos relacionados con la justicia, como el Consejo General del Poder Judicial, (CGPJ), el Tribunal Constitucional o el Tribunal de Cuentas es una anomalía democrática y que ya ha merecido una sonora llamada de atención por parte de la UE. Buscar un culpable me parece algo infantil, porque desde aquel «Montesquieu ha muerto» de Alfonso Guerra, ha llovido mucho. Los que ahora propugnan un cambio de la ley, en el pasado tuvieron muchas oportunidades para hacerlo y de paso modernizar la justicia, dotarla de más y mejores medios y desarrollar mecanismos para crear una carrera mucho más profesionalizada. La justicia lenta no es justicia. Por otro lado, la arremetida de Pedro Sánchez contra el PP, con su retórica ampulosa y hueca, con acusaciones falaces dejan de tener valor porque no se ajustan a la verdad. Aunque hay que reconocer que ese estilo propagandístico y publicitario cala en determinados sectores. Interviene la joven profesora: —El presidente del gobierno ha acusado al PP de poner trabas para renovar el CGPJ y de hecho así ha sido, aunque también ha silenciado que hubo ese intento desde Unidas Podemos, de cambiar la ley y que ya reprobó la Comisión de la UE, El marino contesta: —Es cierto que tenía que estar renovado y es cierto que, por debajo de la mesa, ha habido negociaciones y que este gobierno, con su habitual osadía, pretendió un cambio censurado por la UE porque eso suponía una pérdida de calidad democrática y un paso para acercarse a gobiernos que intentan truncar la separación de poderes. Aunque las acusaciones al PP de estar instalado en la insumisión, de carecer de lealtad constitucional o de no tener la más mínima visón de Estado, además de desmedidas, han sonado a esa oratoria vacía, falaz y publicitaria a la que nos tiene acostumbrado. El problema de utilizar tanta palabra gruesa, tanta acusación indiscriminada es que, llega un momento, que pierde su valor. pero que calan en la sociedad que no llega a discernir entre lo que es veraz o es falso. Remata la profesora: —Estas acusaciones no son de recibo, cuando con sus socios independentistas, insumisos y juzgados por intentar dar un golpe de Estado, de vulnerar y saltarse la Constitución, Pedro Sánchez les confiere un tratamiento muy diferente, rayando lo obsceno. Poner la alfombra roja a delincuentes independentistas, a aquellos que vitorean a etarras o han formado parte de esa banda criminal, blanqueándolos y dándoles un trato preferencial, para poder seguir en La Moncloa no parece el mejor de los ejemplos, mientras se denigra a otros partidos constitucionalistas. Esa actitud desacredita a Pedro Sánchez y con ese discurso se convierte en su cómplice. En un presidente de gobierno no cabe esa verborrea y se espera una actitud de hombre de Estado. El marino comenta: —Nuestro presidente Pedro Sánchez, sin abandonar su tono mitinero habló de la recuperación económica, acusando al PP de los recortes, haciendo un extraño paralelismo con la crisis de 2008. En su autobombo presume que la recuperación está siendo «rápida, justa, limpia en la gestión de los recursos públicos». Es pronto todavía para hacer un balance, pero de la «gestión limpia de los recursos» durante los primeros meses de la pandemia hay bastantes dudas y algunas querellas. Sobre la recuperación del empleo habría que preguntarles a los trabajadores en ERTE, a los autónomos y a aquellos que con el fin de la temporada de verano han vuelto a quedarse en el paro. Ese triunfalismo contrasta con una tasa de desempleo juvenil del orden del 30,60% y un paro alrededor del 14,30%. Los más altos de la UE. Todo ello con un incremento de la deuda pública, estimada en el 135% del PIB. Un poco de prudencia, formalidad y solvencia en las manifestaciones sería lo esperable en un presidente de gobierno. Atribuye los recortes de la anterior crisis al PP —que los hizo—, cuando los verdaderos recortes, los importantes son los que hizo el PSOE, con Rodríguez Zapatero al frente. Después de que aquel gobierno del PSOE negase la crisis, cuando los datos eran tozudos, se tuvo que plegar a las órdenes de la UE y anunciar en el Congreso el mayor recorte de la democracia, mientras que Pedro Sánchez sentado en su escaño dio la aprobación. Fue ese gobierno socialista el que recortó en un 5% el sueldo a los empleados públicos, el que congeló las pensiones, la prestación por nacimiento, la reducción de los gastos de farmacia… Es una propaganda falaz vender que fue obra del PP, lo que no es cierto, fue un gobierno socialista, y posiblemente eso era lo que se debía hacer, aunque en esa larga crisis si hubo muchos, muchísimos recortes. La profesora concluye: —La comparación de la crisis de las subprime con la del covid19 es absolutamente abyecta. En aquella la UE ordenó a Zapatero que recortara como única salida de la crisis, mientras que en esta la orden ha sido la del endeudamiento y crédito para revitalizar la economía. Rodríguez Zapatero y Sánchez sólo son exponentes de su iniquidad en el contexto europeo. ¡Hacen lo que les mandan! Despidiéndose, el marino comenta: —No sé si Groucho Marx llegó a leer El Capital, aunque por el prólogo, Yolanda Díaz parece que no lo entendió y nos dice: «Hay muchos marxismos en Marx, muchas refutaciones y rescates. Ópticas poscolonialistas u ortodoxas, visiones que condenan su sesgo patriarcal o que celebran su relación con la naturaleza y el medio ambiente". Por eso tengo que seguir con mi vocación marxista y proclamar: «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados». Entre risas se miran, se levantan y comentan: —¡Viva Groucho y el esperpento!
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