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Opinión | |||
La conjura de los necios |
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El obsceno espectáculo de la patronal |
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Por Jorge Molina Sanz | |||
Seguimos con el insulto de los indultos. |
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Nuestro marino al primer sorbo del café comenta: —El gobierno de Pedro Sánchez ha hecho un gran esfuerzo para «vendernos» los indultos, buscando un cambio en la opinión pública que, según los sondeos, no estaba a favor de que se otorgasen. Para ello, hábilmente, ha desplegado toda una campaña informativa e involucrando a determinados sectores para crear un clima favorable con el argumento de que es la forma para desbloquear el conflicto e iniciar una nueva etapa de negociación con el independentismo catalán. El indulto sería un precio muy bajo si con ello se consiguiera ese objetivo, y con ello se entrase en la senda de la legalidad y la negociación. El problema está en que todas las manifestaciones que han hecho los que se benefician de la gracia del indulto, que no han parado de proclamar su rechazo y de amenazar con que volverán a la senda de declarar la independencia, no reconociendo las leyes, ni la Constitución. A pesar de la escenografía parece que el resultado real será bastante estéril y es previsible —a pesar de todos los corifeos— que los indultos no consigan aportar algún resultado positivo para la reconducción de este gran problema. Al final se traduce que todo este artificio es una mera estrategia del gobierno de Pedro Sánchez para contar con el apoyo de ERC para permanecer en la Moncloa. Un precio muy alto para un beneficio tan pobre. Nuestra amiga dice: —No parece una estrategia tan simple como propones; ciertos grupos de opinión y mediáticos han querido ver un cambio de posición por parte del independentismo. Un ejemplo de ello es en el sector empresarial que, desde Cataluña, tanto Foment del Treball como el Cercle d’Economía, lo ven con esperanza, a lo que se ha sumado el portavoz de la CEOE, que no ha tenido empacho en calificar como positiva cualquier acción que contribuya a reconducir una situación tan enconada. El marino con sorna y cierta acidez replica: —Cualquier persona sensata querría que esta situación se encauzara y hubiera una verdadera negociación, pero como me niego a creer que la patronal es tan ingenua y puesto que, tradicionalmente, han medido mucho sus palabras y sus mensajes, solo puedo pensar que las instituciones empresariales catalanas, una vez más, han demostrado su bellaquería y oportunismo equidistante. Hagamos alguna valoración; la patronal catalana Fomento del Trabajo, que forma parte de CEOE, la preside desde 2018, Josep Sánchez Llibre, hombre que transitó muchos años por la política como diputado en el parlamento catalán, senador y diputado en el Congreso por el partido de Jordi Pujol durante todos los años en el que el «estanque dorado» catalán cobraba comisiones y promulgaba normas para favorecer a aquellas empresas «cercanas». ¿Puede tener credibilidad lo que diga quien ha sido cómplice de los delitos que se han cometido desde la Generalitat en todos esos años? No se puede dar la presunción de inocencia, porque en ese caso sería asumir que es tonto, lo que es de todo punto incierto. Se podría hacer una larga valoración de la «exquisitez» de Javier Faus el presidente del Cercle d’Economía que, como siempre está en la equidistancia, que por un lado manifiesta que «los indultos no solucionan los problemas entre España y Cataluña», al mismo tiempo que afirma que «está a favor de indultar a los condenados, al considerar que la confrontación está ocasionando un coste económico a las empresas». El resumen, estamos a favor del independentismo mientras nos ha ido produciendo pingues beneficios, pero parece que ahora ya nos está afectando a la cuenta de resultados, por lo que habrá que disimular y apostar por rebajar la tensión. El otro escenario es la CEOE, la patronal nacional, acostumbrada, desde sus orígenes, a estar en connivencia con el gobierno de turno, siempre alineados con los intereses de los círculos de poder empresarial, las grandes empresas y el IBEX35. Todo ello con independencia y lejos de los intereses de los pequeños y medianos empresarios. No debemos olvidar que en España éstas suponen el 99,84 % del censo, según los datos del ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Por ello no podemos escandalizarnos por las declaraciones de su presidente Antonio Garamendi que ha dejado patente su sintonía con el poder, lanzándole un cable al declarar estar a favor de los indultos y que, casualmente, el martes antes el Gobierno le concede la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco la máxima condecoración castrense. Dirán que es un hecho aislado e independiente, pero en política las casualidades no existen. Las rectificaciones, matizaciones y puntualizaciones posteriores lo único que han venido es a dejar más patente el enorme distanciamiento entre la élite institucional empresarial y la problemática cotidiana de ese 99,84 % de pymes que componen el tejido empresarial español. Javier Faus y Antonio Garamendi comparten una brillante carrera, contactos, tradición familiar. Forman parte de esos chicos listos, que han podido gozar de buena educación, que han tenido contactos y que han «pisado moqueta» desde muy jóvenes lo que les ha permitido estar en los cenáculos del poder, escalar posiciones sociales y estar en la cúpula empresarial. Lo que ocurre es que necesitamos a personas cabales, que sepan defender de a su colectivo, aunque eso sea incómodo para el poder, que «vuelen bajo» y no estén tan cerca del poder y tan alejados de la realidad social.
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