Diario digital de la Sierra Noroeste de Madrid
22 de noviembre de 2024, 3:30:16
Opinión


Más que indulto, insulto

Por Jorge Molina Sanz

Editoriales, tertulias o columnas se han llenado de referencias al anuncio del indulto a los delin-cuentes del procés catalán.


Nuestro marino reflexiona:

—Estoy perplejo con lo que está dispuesto a hacer Pedro Sánchez por mantenerse en el poder, no le importa trasgredir leyes y hacer justo lo contrario de lo que, no hace tanto tiempo, aseguró con tono de voz ampuloso y taxativo que nunca iba a hacer. Supongo que todas esas mentiras, contradicciones y falta de empatía habrán sumido, una vez más, en la decepción y desolación de todos aquellos militantes y votantes socialistas que creían en las palabras y afirmaciones que en su día les prometió su líder. Parecería que el valor de la palabra del presidente de gobierno no cotiza al alza.

La joven profesora replica:

—Eres muy maximalista y duro con Pedro Sánchez, piensa que gobernar en estos momentos, en medio de una pandemia y con el número de diputados más bajo de la historia del PSOE es difícil y complejo. Habría que dar un margen de confianza, porque a pesar de la pirotecnia y declaraciones sabe que tiene los límites de la Constitución.

Sin ser exhaustiva, el gobierno es consciente de que ni puede ofrecer una amnistía, ni aceptar un referéndum de independencia porque necesitaría una reforma de la Constitución y para ello hay que atenerse a su artículo 168 que entre otras cosas nos dice que se necesita «la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes», posteriormente «las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional», y por último «aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación».

El marino comenta:

—Eso lo único que confirma que, si nos atenemos a la ley, esto nunca se va a producir, por lo que tenemos follón catalán para rato y que es una situación cada vez más enquistada porque no se puede solucionar ni por la fuerza, ni dando todo lo que piden porque no está al alcance de ningún gobierno sin esa reforma constitucional.

Además, este gobierno no cree nada de lo que está diciendo, porque sabe que los independentistas catalanes no quieren negociar. Ellos sólo pretenden que se acceda a todas sus peticiones y recibir todas las concesiones que pidan, saltándose la legalidad y esperando que la debilidad y cobardía política del gobierno siga cediendo por mantenerse en el poder. Eso no es negociar y no va a solucionar el problema. Sólo son parches y demagogia. El gobierno quiere agotar la legislatura y ERC seguir horadando, menoscabando y adoctrinando para que el porcentaje de independentistas aumente cada día.

—Lo que no deja de sorprender —interviene la joven profesora— es la campaña de marketing para intentar restar importancia a la gravedad de aquellos actos, mientras nos venden que debe haber «magnanimidad» y que el Estado no puede ser vengativo.

El marino con cierto enfado comenta:

—Estos políticos no están presos por ejercer la política, ni por sus ideas. Están presos por haber incumplido las leyes y haber robado. Habría que romper tecnicismos, propaganda, hacerse alguna pregunta y reflexión más pedestre y menos elevada políticamente.

La primera sería, si somos una democracia, una de sus características es que «todos somos iguales ante la ley». Si aceptamos eso, también podríamos aceptar que puede haber leyes injustas, pero que son de obligado cumplimiento por todos los ciudadanos, incluidos los políticos.

Aunque mientras que los ciudadanos de a pie las tienen que acatar, no disponen de los mecanismos, ni las herramientas para cambiar aquellas leyes que puedan considerar injustas, desfasadas o que creen privilegios de determinados grupos.

Por ello, los políticos tienen una doble obligación de cumplimiento, porque están sujetos a la ley y porque las pueden cambiar.

La segunda sería que, los ladrones cumplen las penas que se le imponen. Estos son unos ladrones, cobrando del erario, de cuello blanco, con muchos privilegios, pero, al fin y al cabo, ladrones. Ladrones de un dinero que es de todos. A través de nuestros impuestos.

Están en la cárcel por su doble condición de trasgredir las leyes, hacer uso abusivo del poder y por robar. Dicho así: por ladrones, sin medias tintas y mixtificaciones.

A partir de ahí, queda una pregunta, si cualquier delincuente es detenido y juzgado por robo, debe devolver lo sustraído y cumplir su pena ¿por qué un delincuente político tiene una consideración diferente?

Interviene la profesora:

—Este escenario y reflexión es demoledor. Estamos ante unos dobles delincuentes, con un trato privilegiado, se saltan la legalidad cuando quieren, contribuyen a crear el desafecto y descrédito ciudadano sobre las instituciones y los políticos, y encima enrarecen la convivencia del país. ¿Qué mensaje estamos recibiendo?

Remata el marino:

—Sólo tienen que seguir los procedimientos constitucionales para que haya un referéndum, claro que lo que no se puede pensar es que, además del trato privilegiado sobre el resto de los españoles, encima nos quiten los derechos que nos corresponden y no podamos opinar al respecto.

Que se animen a hacerlo, a lo mejor muchos españoles estaríamos dispuestos a votar la independencia de vascos y catalanes, para que nos dejasen tranquilos. A lo mejor no nos iba tan mal. Se acabarían privilegios de cuota fiscal, se tendrían que hacer cargo de su deuda pública y la importación de sus productos al resto de España pagarían aranceles.

Ya, entre risas, siguen comentando:

—Podríamos cobrarles, según la propuesta de Ábalos, por las autopistas. Lo que podríamos hacer es convertirnos en ingleses y organizar un Brexit.

Nuestros amigos escenifican bien el sainete político de nuestros gobernantes.

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