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Editorial | |||
Las variantes a nivel municipal de la pugna entre lo ‘viejo’ y lo ‘nuevo’ |
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Por El Faro | |||
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Pasada la primera semana de la campaña electoral, los grandes partidos tratan de recuperar a su electorado, tirando de “experiencia” y “gestión contrastada”, dos de los argumentos más recurrentes durante estos días. A ellos aluden en sendas entrevistas los alcaldes y candidatos del Partido Popular en San Lorenzo de El Escorial y Galapagar. El primero hacía referencia a lo ocurrido en este segundo municipio tras las elecciones de 2007, cuando se formó un cuatripartito cuya acción de gobierno se resume en una parálisis absoluta, salpicada de guerras internas de poder. Es un hecho que los gobiernos de coalición requieren negociación y capacidad de diálogo -y que muy probablemente las elecciones del 24 de mayo arrojarán un escenario más fragmentado que el actual, con un descenso significativo de las mayorías absolutas-, pero no lo es menos que, cuando no existen acuerdos bien explicitados, sobre una base programática conjunta, uno de los riesgos es que la suma de fuerzas de procedencia diversa acabe derivando en un ‘tótum revolutum’ que poco tiene que ver con el interés general. En situaciones como estas, no todo ha de pasar necesariamente por alianzas más o menos inverosímiles, sino por gobiernos que sean verdaderamente conscientes de que la situación ha cambiado y que exige otras formas de desarrollar la política municipal. Por otra parte, estos comicios se presentan también como una cierta lucha entre lo ‘viejo’ y lo ‘nuevo’, pugna que desde hace meses hemos visto en las tertulias de televisión, en las encuestas y en las propias conversaciones del día a día, pero que este 24 de mayo se traslada a nuestro ámbito más cercano. Aquí, esa grieta que existe entre los partidos tradicionales y las fuerzas emergentes encuentra una variante: no hablamos únicamente de siglas y de mensajes en abstracto, sino de candidatos con nombres y apellidos, de proyectos concretos y de conocimiento de la realidad local. La credibilidad también es un factor importante, y en ese sentido resulta paradójico cómo hay candidatos que defienden la “escuela pública para todos”, pero luego apuestan por la privada o concertada cuando se trata de sus hijos, lo mismo que hay candidaturas que presumen de ‘limpieza’, pero en las que pronto aparecen manchas significativas. De igual modo, a lo largo de la legislatura hemos podido comprobar como detrás de determinadas propuestas únicamente hay marketing político, como en el mediático caso de Torrelodones, con un gobierno (VxT) que ha hecho bandera de la participación ciudadana y de la transparencia, aunque los hechos, como denunciaba la semana pasada uno de los grupos de la oposición -en referencia a los numerosos ‘reparos suspensivos’ realizados en los primeros meses del año por la Intervención municipal, así como a un informe anterior de la Cámara de Cuentas-, no hayan ido siempre en la misma dirección. |
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