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La Comisión Europea expone dudas sobre las ventajas de los biocombustibles

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José Ramón Mendoza
18/04/2008
08:48:57 AM
Ref. 8778
La dedicación masiva de tierras de cultivo para la producción de biocombustibles puede representar una de las mayores amenazas a las que se puede enfrentar la conservación de la naturaleza
El Biodiesel: un paso más hacia la quiebra ecológica
“Siempre nos hablan de biocombustibles, cuando nos deberían hablar de agrocombustibles. La palabra BIO significa vida y el término es utilizado para fomentar la idea que este tipo de energías va a resolver no solamente la necesidad de nuevas fuentes energéticas, sino que también el problema del cambio climático, que como veremos resulta todo un engaño”
Hartmut Michel. Premio Nobel de Química,
José Ramón Mendoza
Según una directiva de la Unión Europea, el 5,75% de todo el transporte basado en energías fósiles deberá ser sustituido por biocombustibles antes de 2010 y en estos días ha derogado la normativa que imponía el barbecho en los cultivos de cereales. Los precios de estos están subiendo y mientras que en el mudo occidental, por ejemplo España –y sin olvidar las maniobras especulativas-, sus efectos ya se están notando en el precio del pan, de algunas carnes y pronto de la leche, en países como México están comenzado a crear crisis de abastecimiento del maíz, base alimenticia de las capas populares de ese país.
Hace unos meses fuimos testigos de la gira de George Bush por Sudamérica promoviendo la producción de etanol a partir de cultivos agrícolas. Buscando evitar la dependencia norteamericana del petróleo venezolano y de Oriente Medio, los Estados Unidos buscan nuevos exportadores más sumisos y no les importa arrastrar al planeta al borde del abismo. El aumento de los precios del petróleo, la inestabilidad de la mayoría de los países productores de combustibles fósiles y el aumento del consumo energético de países como China ó India están obligando al capital a buscar nuevas alternativas energéticas y, así, el sistema capitalista y los gobiernos que lo representan han apostado por buscar nuevas formulas que permitan perpetuar el nivel brutal de consumo que esta llevando al planeta a la quiebra ecológica. Apuestan por la energía nuclear y por el uso de combustibles vegetales; los llamados biocombustibles que, creo deberían mejor denominarse agrocombustibles ya que el término “bio” induce a confusión.
Tanto la Unión Europea, como los Estados Unidos de América (EUA) estudian aplicar tasas obligatorias de agrocombustible, en concreto biodiesel, en todos los motores de gasoil. La UE, concretamente, quiere que el gasoil tenga obligatoriamente un 5% de biodiesel para el año 2010 .
La maquinaria propagandística de los estados y los medios de comunicación convencionales ya se han puesto en marcha para vendernos la bondad de ese producto. Lo presentan como el maná que vino del cielo para salvar a la humanidad del calentamiento global, la alternativa ecológica y renovable al petróleo, el gas y el carbón.
Sin embargo, la realidad es mucho más dura. Los países desarrollados no tienen superficie cultivable suficiente para poder cubrir sus necesidades de combustible de origen agrícola. Por ejemplo, el estado español, que es el 10º país en volumen potencial de producción de biodiesel podría llegar a las 1.000 millones de toneladas anuales en pocos años. Sin embargo consumimos la friolera de ¡27.000 toneladas! de gasoil al año, es decir casi treinta veces más de lo que podríamos producir.
Pero con esta política de expansión de cultivos para la producción de combustible,los países desarrollados no solo buscan diversificar sus fuentes de combustible. También quieren controlar esta nueva industria de forma colonial, convirtiendo a los países productores subdesarrollados en republicas “neobananeras”. No van a responsabilizarse de los graves “efectos secundarios” que conlleva dedicar un grandísimo porcentaje del suelo al cultivo industrial para abastecer de energía a los países “ricos”.
Pero si lo peor esta por venir pero, desgraciadamente ya nos podemos hacer una idea. Al destinar gran parte del suelo cultivable para combustibles, se desabastece de alimentos a gran parte de la población, ya que los precios de los alimentos básicos suben hasta llegar a ser prohibitivos para la mayor parte de la gente. Lo hemos visto recientemente en las protestas en México por el aumento del precio del maíz. Este maíz, alimento básico de la dieta mejicana durante siglos, ahora se destina a la producción de etanol para los gringos del norte. Es un aviso de las crisis alimentarias que desgraciadamente creemos que llegaran.
Aparte del problema alimentario, la producción masiva de biocombustibles esta agravando el problema del calentamiento global. Trágicamente contradictorio, los combustibles vegetales están contribuyendo al aumento de la temperatura de la Tierra, problema que, supuestamente, palían. La tala y los incendios provocados de millones de hectáreas de bosque para utilizarlas en estos cultivos están contribuyendo de manera brutal a la deforestación del planeta. Los cultivos de combustibles pueden frenar la desertización en algunas zonas cultivándose terrenos antes abandonados pero desgraciadamente por lo general los empresarios buscan suelos mas ricos donde la tierra tenga una productividad mayor; selvas, bosques tropicales…y la biomasa que tiene una pradera de soja o maíz no puede, ni de lejos, compararse con la exuberancia de las selvas que están sustituyendo. Brasil, Indonesia, Malasia, Argentina…los ejemplos muestran una realidad brutal.
La producción industrial de estos combustibles, además, trae consigo la desaparición de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias condenando a los pequeños agricultores al desempleo o a la proletarización para abastecer de mano de obra barata las grandes plantaciones y las plantas de refinado de combustible. Aumentaran las ya de por si grandes desigualdades con la complicidad de gobiernos y organismos internacionales.
A esto debemos añadir que cada vez un número más importante de hectáreas de tierras de cultivo dedicadas a la producción de alimentos están siendo destinadas a cultivos cuyo destino es el de materia prima para la producción de combustibles, es decir menos alimentos para una población mundial cada vez mayor .
Y todo esto ¿para que?
El argumento que ya algunos califican de excusa, mas extendido es el de que son necesarios para cumplir el Protocolo de Kyoto, que busca frenar el calentamiento global provocado por las emanaciones de CO2 principalmente. Nos cuentan que gracias a estos combustibles se reducirán drásticamente las emisiones producidas por el transporte en carretera, que son las mas altas. Pero olvidan contarnos cuanta energía es necesaria para producir agrocombustibles. No se habla de los abonos y fertilizantes necesarios para obtener cultivos con una productividad rentable.
Para producir algunos agrocombustibles, como el etanol, hace falta invertir mucha energía en forma de fertilizantes, de transportes y en el destilado del alcohol. Lo que obtienes al fermentar el vegetal es algo como el vino, con un 10% de alcohol, y hay que convertirlo en alcohol al 100%. Para eso hay que invertir casi tanta energía como la que hay en el etanol. Y si obtienes esa energía de combustibles fósiles, acabas emitiendo más CO” de lo que emitirías simplemente usando gasolina en el coche.
Nada se dice de la energía necesaria y las emanaciones resultantes del proceso de destilación de los vegetales y del transporte desde los productores del sur hasta los importadores del norte. No se cuentan porque estas cuotas de emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente CO2, son exportadas a los países productores. Así los países desarrollados pueden alardear de cumplir los compromisos que ellos mismos se han visto obligados a crear para evitar una catástrofe ecológica. Aunque la verdad es que tampoco pueden presumir mucho porque tampoco cumplen estos protocolos.
No podemos permitir que quienes representan políticamente a este sistema devastador presuman de campeones ecologistas. Tony Blair y su efectista y oportuna presentación del informe Stern, Al Gore y su premiado documental y ahora los que faltaban, Bush y Lula con su hipócrita apuesta por los biocombustibles y, como colofón Zapatero con sus declaraciones en la ONU diciendo que "mi país no escatimará esfuerzos y asumirá la responsabilidad solidaria que le corresponde" que insistió en la solidez de ese compromiso .
Unos y otros se nos presentan como los salvadores de un mundo que no han parado de destruir. Representantes políticos de un sistema que se basa en la utilización de energía tanto para producir como para transportar y como fundamento de su lógica es el valor de cambio, es decir, la posibilidad de intercambiar productos y servicios como base de obtención de beneficios y de acumulación de capital. Un modelo de producción que necesita continuamente expandirse y que está íntimamente ligado a las fuentes energéticas.
Modelo de desarrollo capitalista que necesita cada vez consumir más energías. Por eso las fuentes de energía son fundamentales. Ahora nos venden todo en VERDE, gasolinas, electricidad, etc, sin embargo, nunca se cuestiona el modelo de consumo y desarrollo. Pero como decía aquel, eso es otra historia.
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